Josep Maria Vila d’Abadal, Alcalde de Vic
3, SUSPENSO

Negar la inscripción en el padrón municipal a los inmigrantes sin papeles es descabellado. El padrón pretende fotografiar la ciudad y permite que los indocumentados no queden al margen de la ley y los servicios públicos, lo que perjudicaría a todos los ciudadanos. Clandestinizar más la inmigración ilegal no frena el flujo migratorio y seguro que agrava los problemas.
Y la medida es más irracional cuando la ola migratoria baja desde hace meses porque el auténtico efecto llamada –la oferta de trabajo que Catalunya generaba– ha desaparecido. Es solo un torpe intento de pararle los pies a la candidatura racista Plataforma per Catalunya de Josep Anglada, la segunda fuerza de Vic. Pero cuando los demócratas siguen a la extrema derecha, la legitiman. Y quizá no solo en Vic, también en todo el proceso electoral catalán.
El buenismo del papeles para todos no sirve, pero nadie solvente puede copiar fórmulas precocinadas por los de papeles para nadie. La inmigración crea problemas, sí, pero la cerrazón de Anglada habría destruido la economía. La globalización vale para el comercio, las inversiones y la movilidad de personas. Hay que convivir con ella. Y los crecepelos extremistas son antidemocráticos y contraproducentes. Josep Maria Vila d’Abadal patina y CiU hace mal en jalearle. También los concejales socialistas y republicanos se han asustado, pero por suerte sus direcciones les piden más tiento.