La Unión por un Movimiento Popular (UMP, el partido de Nicolas Sarkozy) continúa buscando la fórmula política, jurídica y policial que sea más práctica para combatir el burka en Francia.
Según el presidente del grupo parlamentario UMP, Jean-François Copé, son ya 220 los diputados que se dirían “prestos” a votar una Ley prohibiendo el burka. Sin embargo, el mismo Copé (rival emboscado de Sarkozy) estima que su posible proyecto de Ley no debiera discutirse antes del próximo mes de abril, tras las regionales del mes de marzo.
Por su parte, los secretarios adjuntos de la UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet y Marc-Philippe Daubresse (fieles a Sarkozy), están preparando una “declaración solemne” que pudieran votar la Asamblea Nacional y el Senado condenando el burka de manera muy enérgica, en tanto que “práctica contraria a los principios fundamentales de nuestra identidad nacional y el respeto a la igualdad hombre-mujer en un espacio público de diálogo”.
Sarkozy y los consejeros de su guardia pretoriana siguen en silencio los movimientos de peones dentro de su propio partido, sin tomar una decisión definitiva.
Los partidarios de una Ley contra el burka, liderados por Copé, que aspira a “forzar la mano” a Sarkozy, presentándose como defensor de un conservadurismo puro, no se atreven a lanzar su proyecto, saltándose el calendario presidencial.
Por su parte, los partidarios de una “declaración solemne” dicen temer que una Ley corriese el riesgo de ser criticada si no censurada por el Tribunal Constitucional, ofreciendo un posible triunfo a los integristas islámicos.
Con una prudencia radical, la guardia pretoriana de Sarkozy aconseja estos movimientos: consultar con el Constitucional los términos de la posible Ley (antes de presentarla), y comenzar por votar por unanimidad (si fuese posible, en la Asamblea Nacional y el Senado) una declaración solemne contra el burka, despejando el terreno político de la posible Ley.