¿Una multa por llevar burka?

El Mundo, RUBÉN AMÓN. CORRESPONSAL, 08-01-2010

El Gobierno de Francia estudia sancionar con 750 euros a las mujeres que vayan por la calle «completamente enmascaradas» París


Contravención de cuarta clase. He aquí la figura administrativa que amenaza a las mujeres francesas provistas de burka en la vía pública. Pecuniariamente supone una multa de 750 euros, aunque el debate sobre la prohibición de la prenda se antoja bastante más complejo. Empezando por la oposición socialista y por las dudas que la ley antiburka ha originado en el seno del propio partido gubernamental.


Distintas personalidades de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) se han significado contra la iniciativa legislativa. Estos correligionarios de Nicolas Sarkozy consideran razonable defender el principio de dignidad de la mujer, aunque no tanto crear un texto específico sobre el embozo.


Entre otras razones, porque el número de personas concernidas por el burka apenas redondea los 5.000 casos. Muy pocos, considerando que hay unas tres millones de mujeres musulmanas en Francia o teniendo en cuenta que el debate sobre esta indumentaria puede envenenar aún más las relaciones con la comunidad islámica.


Pero ni semejantes riesgos ni la división política parecen disuadir la iniciativa gubernamental. La prueba está en que Jean – François Copé, presidente de los diputados de la UMP en la Asamblea Nacional, ha aprovechado una entrevista a Le Figaro Magazine para airear los pormenores de la ley y explicar que el texto preliminar podría estar operativo en primavera: «Es necesario legislar sobre el burka para reafirmar los valores de la República, defender la dignidad de las mujeres y prevenir que se radicalicen ciertos comportamientos. Ninguna persona puede deambular por la calle complemente enmascarada».


Para evitarlo, entraría en vigor la contravención de cuarta clase. Con una precisión: los 750 euros de la multa podrían ser bastantes más si la mujer que se esconde en el burka es constreñida a hacerlo por otra persona. La sanción recaería entonces en esta última.


La letra grande de la ley y la pequeña han irritado a las huestes del Partido Socialista. Su portavoz, Benoît Hamon, se declaraba ayer contrario al burka, pero consideraba al mismo tiempo que el Estado no está invitado a pronunciarse sobre la dimensión privada de la religión ni debe incitar un debate artificial u oportunista en la sociedad francesa.


Es la posición oficial, aunque también se han producido disidencias en el seno de la familia socialista. Empezando por la diputada Aurelie Philipetti y por el influyente alcalde de Evry, Manuel Valls, ambos partidarios de prohibir el burka en la vía pública porque lo consideran tanto una transgresión al laicismo como una degradación de la mujer. La defensa del laicismo dio lugar a la prohibición del velo islámico en los colegios en 2004, pero no había normativa alguna respecto al burka, porque se trataba de un fenómeno irrelevante o anecdótico.


Ha dejado de serlo en los últimos meses. Particularmente en barriadas de mayoría musulmana. Tanto los parlamentarios como el Gobierno tratan de afrontar el debate sin enconarse con las asociaciones islámicas, aunque éstas últimas temen un repunte de la hostilidad y de la demonización.


Mohamed Musaui, presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán, decía sentirse sorprendido por la envergadura y la trascendencia mediática del debate: «Siendo un fenómeno tan marginal, existe el peligro de que estigmatice una vez más a los musulmanes franceses».


En sentido contrario, los partidarios de la prohibición consideran que el burka no es una moda ni un hábito, sino un símbolo que predispone a la discriminación.


Lo ha declarado Fadela Amara, secretaria de Estado de la Ciudad y antigua líder del movimiento feminista Ni putas ni sumisas. «La cuestión no es estética, sino ética. El burka es un ataúd para las mujeres», explicaba Amara.


La «islamización» de Europa


Los musulmanes están conquistando Europa porque los cristianos se han vuelto demasiado egoístas y paganos para defender la herencia espiritual del continente, ha afirmado el cardenal vaticano Miloslav Vlk, según recoge el periódico británico ‘The Guardian’. Miloslav Vlk, quien es arzobispo de Praga desde 1991 y fue considerado para suceder a Juan Pablo II, lanzó un ataque a los cristianos que viven en Europa y les acusó de permitir a los musulmanes «islamizar» el continente. El arzobispo, de 77 años, advirtió en una entrevista de que Europa «se rendirá» al islam si su población continúa denegando sus raíces cristianas.

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