El nuevo centro para menores extranjeros abrió sus puertas en Elgeta hace unos días
Ofrece doce plazas de las que al menos dos ya están ocupadas por inmigrantes El polémico centro de Deba cerró sus puertas el lunes para acometer una reforma e iniciar una segunda fase educativa
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 07-01-2010Donostia. Gipuzkoa cuenta ya con un nuevo centro para menores extranjeros no acompañados que presentan serios problemas de conducta. El caserío de Aixola, en el término municipal de Elgeta, donde se ubica el recurso, abrió sus puertas hace unos días. Al menos, son dos los chavales que ocupan sus instalaciones desde el comienzo de las Navidades, aunque algunas fuentes indican que el número se ha incrementado en las últimas semanas.
Las instalaciones ofrecen doce plazas y un programa formativo desde su inicio. La Diputación, que recibió un sinfín de críticas por la gestión del polémico centro de Deba, ha modificado algunos de los criterios que hasta ahora había mantenido en el modelo de atención. Uno de ellos es precisamente ése, el del proceso formativo, del que estuvieron privados los menores de Deba, protagonistas de un sinfín de episodios delictivos que acabaron por desatar una alarma social que se ha diluido en los últimos meses.
Los grupos junteros realizaron el 17 de diciembre una visita a las instalaciones de Elgeta, junto a la presa de Aixola. En el recorrido por el caserón, técnicos del Ejecutivo foral explicaron que en breve el inmueble acogería a dos menores, y que el número iría en aumento hasta completar el aforo, tal y como parece confirmarse ahora.
nueva andadura en Deba La puesta en marcha del centro coincide en el tiempo con el cierre temporal del polémico inmueble de Deba, en el barrio de Endoia.
Según ha podido saber este periódico, dejó de acoger a menores el lunes, y no volverá a hacerlo hasta que no finalicen las obras necesarias para remodelar las instalaciones e iniciar así una nueva andadura.
El inmueble, que fue ideado para atender a los menores extranjeros no acompañados más problemáticos que recalaban en el territorio, aborda a partir de ahora una segunda fase “más educativa” que, al parecer, no guarda relación con sus anteriores usos. Los chavales conflictivos no volverán a sus instalaciones, y recibirán a partir de ahora en Elgeta la atención que precisan.
El comienzo de año escenifica de este modo también el inicio de una nueva etapa para el Departamento de Política Social, para el que la atención a este reducido grupo de menores conflictivos se ha convertido en una patata caliente.
Pese al ímprobo esfuerzo realizado por la Diputación, con la apertura de nuevos centros en los últimos meses, los resultados no siempre han sido los apetecidos.
El exponente más claro de ello es el centro de Deba, en el ojo del huracán desde el mismo día en que se habilitó el recurso. La Diputación siempre ha defendido que enderezar la conducta de chavales tan díscolos no se solucionaba en dos días, y ejemplificó con datos su postura a finales de octubre, en una comparecencia en Juntas Generales. En aquel encuentro con los grupos junteros, el Ejecutivo constató “un cambio de actitud” de varios menores acogidos en Deba, lo que de algún modo permitía abordar a parte de ese momento una segunda fase educativa. “Desde un principio dijimos que el centro de Deba iba a tener dos fases, como así ha sido. Todo necesita su tiempo, y desde mayo estamos aplicando un programa formativo que antes resultaba imposible”, declaró la diputada de Política Social, Maite Etxaniz.
discrepancias Pero las voces discrepantes con el modelo de atención a los menores más conflictivos no han dejado de ser una constante. De hecho, aquella comparencia del 29 de octubre estuvo motivada por las críticas recogidas en un informe del Ararteko en relación al funcionamiento del centro de Deba, que se abrió en febrero, hace ahora casi un año, a lo largo del cual no han dejado de sucederse comparecencias en torno a este asunto.
Aquel informe del Ararteko, emitido en respuesta a una denuncia de SOS Racismo, supuso un varapalo para el modelo de atención foral. “Ni se les escucha ni cuentan con un programa formativo”, recogía en su resolución el defensor del pueblo en el País Vasco, que cuestionó además el criterio utilizado al aplicar el cese de tutela de algunos menores acogidos, amén de otras cuestiones. La Fiscalía se sumó posteriormente a las críticas.
La Diputación no tardó en dar respuesta y adelantó entonces que Deba iniciaba una fase “educativa”, cuyo primer paso se ha dado esta semana, con el cierre de sus instalaciones para acometer la obra necesaria.
Lo cierto es que el descenso de los índices delictivos registrados en el territorio por menores parece ser un hecho, al menos, según reflejan los informes policiales. Esa normalidad parece la mejor receta para que el inicio de la nueva andadura del centro de Elgeta se produzca sin alarmismos ni estridencias.
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