Melanie Kapu. :: R. FRANCÉS / AGM

Los vecinos de la calle Actor José Crespo, en el barrio de El Carmen, no están de acuerdo con las acusaciones que la propietaria del local, que denunció hace unos días que se sentía acosada porque ella y sus clientes son africanos. Varios vecinos de la comunidad han querido aclarar que «no es cuestión de racismo – como denunció la propietaria del local – , sino que el problema deriva de las múltiples molestias que el bar les origina».

Susana López Linares tiene su vivienda en el primer piso, justo sobre el Bar de Melanie. Susana afirma que tiene una hija de un año y ni ella ni la niña pueden dormir debido a los ruidos. Apunta que la clientela del bar «habla en voz muy alta y permanece hasta muy tarde en el local o en la calle, bajo sus ventanas charlando y riendo». También le molesta el sonido de la televisión y del aire acondicionado, pues según afirma, sobrepasan los límites establecidos, y además en el proyecto presentado no figuraba ningún tipo de aparato de música ni televisión.

Otros de los vecinos que corroboraron las afirmaciones de Susana López, aunque sin aportar sus nombres, aseguran que ninguna de las dos comunidades de propietarios que existen en el edificio está satisfecha con el funcionamiento del negocio de Melanie en uno de los bajos.

Afirman que los clientes del bar «hacen mucho ruido», y que «se generan peleas y escándalos». Han tenido que llamar en numerosas ocasiones a la Policía Local por dicha causa, y «si cuando se han personado los agentes para hacer las mediciones, no han encontrado motivo de infracción, es porque en ese momento no estaba el local lleno, o habían bajado el tono».

Aseguran que no existe por parte de la comunidad ningún tipo de rechazo hacia Melanie por el color de su piel, sino que los problemas radican, como ocurre con otros tantos bares de Murcia, en los ruidos y molestias que se originan.

Por su parte, el concejal de Urbanismo, Fernado Berberena, recibió el pasado 30 de diciembre, a Melanie. Según Berberena, el local tiene licencia de apertura porque el proyecto cumple los requisitos que exige la ley, pero aún no tenía autorización para la puesta en funcionamiento porque debía subsanar dos problemas: uno derivado del aparato de televisión, que no figuraba en el proyecto inicial y que no tiene limitador de sonido, y otro por del ruido de la persiana al abrir y cerrar el local.

Ante las quejas de los vecinos, Urbanismo abrió un expediente. Los inspectores acudieron al local y han comprobado que las deficiencias son fácilmente subsanables y así se lo han comunicado a la dueña del local.