FORT WORTH, Texas.— A lo largo de más de dos décadas, María Refugia Camarillo, Cuca, jugó el papel de casamentera de su familia. Camarillo, conocida también como Cuca, de 72 años, encontró cónyuges para sus hijos, sobrinas, un sobrino e incluso sus tres nietos adolescentes. Los matrimonios no sólo eran arreglados, sino lucrativos. Desde 1980, Camarillo arregló unas 170 bodas entre más de 12 de sus parientes con extranjeros dispuestos a pagar hasta 12 mil dólares para casarse y obtener su residencia legal en Estados Unidos. Todos los familiares vivían apenas a dos calles de distancia uno del otro.

Las autoridades federales aseguran que se trata de una de las mayores operaciones de matrimonio a cambio de residencia permanente en EU y que lo que la vuelve única es el hecho de que se trataba de una empresa familiar. Se estima que Camarillo ganó con esta empresa hasta un millón de dólares.

La mayoría de los usuarios de sus servicios eran de Brasil y México. Camarillo, quien comenzó a arreglar matrimonios desde 1980, se aseguraba de que las edades de los supuestos novios no fueran muy diferentes, a fin de que los matrimonios parecieran legítimos, según explicaron las autoridades.

La abuela y su familia evitaron ser descubiertos por medio de robo de identidad, documentos fraudulentos y su conocimiento del sistema migratorio.

Camarillo y 14 de sus familiares se declararon culpables de cargos que incluyen asociación delictuosa para cometer fraudes relacionados con documentos migratorios, así como falsificación y mal uso de visas, permisos y otros documentos. Las sentencias que recibieron, en septiembre pasado, van de libertad condicional a casi cuatro años en prisión.

En busca de los clientes

Pero las autoridades no han terminado su pesquisa. Ahora buscan a las decenas de inmigrantes que se casaron para obtener su residencia permanente.

Camarillo y su abogado evitaron hacer declaraciones sobre el caso que los investigadores llamaron Operación Falso Amor.

Según los documentos judiciales, Camarillo se reunía con los posibles clientes en una oficina detrás de su casa. Los futuros esposos o esposas pagaban la mitad de la cuota antes de casarse con alguno de los familiares. Las autoridades dicen que Camarillo utilizó a sus cuatro hijos, los hijos de su hermana y una sobrina – nieta.

Al menos cinco nietos, incluidos tres que solicitaron sus primeros matrimonios a los 17 años de edad, fueron reclutados para la operación.

A la postre, llegó a participar también la esposa de un nieto. La mayoría de los matrimonios arreglados ocurrieron en Texas, pero también hubo otros en Georgia y Washington. Para encubrir su delito, Camarillo y otras personas preparaban actas de divorcio, información fiscal, actas de nacimiento y tarjetas con números de la Seguridad Social, todos ellos falsos.

Durante su juicio, Camarillo admitió que sus familiares recibían unos 2 mil dólares por matrimonio. También había un pago de 200 dólares para quienes le enviaran posibles clientes. Aunque ella se quedaba con la mayor parte del dinero, no está claro qué fue lo que hizo con él. Camarillo y su familia vivían en un barrio pobre y muchos de los acusados en el caso no podían pagar un abogado. “No encontramos bienes”, dijo un extrañado fiscal Charles Brown.

El juez sentenció a Camarillo a tres años en prisión y ocho meses en una prisión federal. Cumple su condena en el Centro Médico Federal de Carswell en Fort Worth. Según su abogado, Camarillo sufrió un derrame cerebral, y padece varios problemas de salud.

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