Los nuevos Estados Unidos Lucha por la integración Polémica campaña para que los ocho millones de hispanos sin papeles se registren sin miedo en el censo de población del 2010
"Así nació Jesús"
La Vanguardia, , 24-12-2009MARC BASSETS – Washington. Corresponsal
Del censo dependen las ayudas que recibe cada ciudad o los congresistas que tiene cada estado
José y María participaron en el censo, y en el viaje a Belén para registrarse nació su hijo. Los inmigrantes de Estados Unidos, aunque carezcan de documentos legales en este país, también deberían registrarse… Este es el razonamiento de una campaña lanzada por la Asociación Nacional de Funcionarios y Cargos Electos Latinos (Naleo), una organización en favor de los derechos de los hispanos.
“Así nació Jesús”, se lee en un cartel que ha desatado una controversia entre líderes religiosos latinos en Estados Unidos.
El objetivo de la campaña es concienciar al máximo de inmigrantes latinos sin papeles – unos ocho millones, según algunos cálculos-para que aparquen sus miedos y participen en el censo del 2010.
A la espera de que en los próximos meses el Congreso empiece a debatir la nueva reforma de la inmigración, el censo es la gran batalla de los movimientos cívicos latinos que el año pasado contribuyeron de forma decisiva a la victoria de Barack Obama.
El censo, en Estados Unidos, es política pura. No sólo sirve para conocer cuántos habitantes tiene el país. Del censo, que se elabora cada diez años, dependen desde las ayudas públicas que se distribuyen en cada barrio y ciudad hasta el número de congresistas que cada estado tiene en la Cámara de Representantes.
La Constitución establece que el censo registre a todas las personas
“libres” – lo que incluye a aquellas que carecen de documentación en regla-que viven en Estados Unidos. ¿Por qué es importante, para los activistas hispanos, que los inmigrantes indocumentados se censen? ¿No se arriesgan a ser descubiertos por las autoridades?
“Si no eres contado, no existes”, explica Gloria Montaño, de la organización Naleo. “Lo más básico para participar y ayudar en la comunidad es ser contado”.
Cuanta más población pueda exhibir un grupo social o étnico, más recursos atraerá. No recibe el mismo dinero para educación o infraestructura una ciudad de 100.000 habitantes que una ciudad de 150.000.
Pero las consecuencias del censo no terminan aquí. Cuantos más habitantes tenga un estado, más congresistas en la Cámara de Representantes.
Y, aunque los inmigrantes sin papeles no puedan votar, en los estados en los que aumente la población y los escaños – previsiblemente Texas y Arizona, entre otros-los votantes latinos son decisivos. Los nuevos congresistas deberán atender a sus exigencias y necesidades.
El problema es que muchos sin papeles temen que registrarse en el censo casi equivalga a denunciarse a sí mismos a las autoridades del país.
Iglesias y activistas sociales se están movilizando para que los sin papeles confíen en el censo y se registren. Otros hacen campaña en contra.
El diario The New York Times citaba ayer al reverendo Miguel ÁngelRivera, un pastor de Nueva Jersey, que pide el boicot al censo “para protestar contra la falta de compromiso de este Congreso para hacer lo que es correcto y moral, que es una reforma migratoria amplia”.
A algunos partidarios del boicot les indigna que se utilice a Jesucristo para una campaña. Y advierten que el previsible aumento de la población hispana que se registrará en el 2010 servirá a los demagogos y populistas para echar gasolina a los sentimientos xenófobos.
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