Muchos agraciados cobraban 800 euros; ayer ganaron, al menos, 300.000

El extraño caso de la calle en la que los mileuristas se multiplicaban por cien

La Razón, 23-12-2009

La calle Bravo Murillo era un reguero de premiados: empleados de Crisol y Marsans, inmigrantes, despistados…

Una empleada de Marsans de la zona norte de Madrid recibe una llamada que no sabe si atender. Delante tiene a un matrimonio mayor interesado en comprar unos billetes de avión para sus vacaciones. ¿Si?, contesta a una mano la empleada. «Nos ha tocado “el Gordo”», es la respuesta al otro lado del teléfono. Rápidamente se echa mano al bolsillo  trasero de su pantalón. Sube el volumen de la radio, oye el número y coincide. Gritos, saltos y lágrimas. El paciente matrimonio se abraza a la afortunada que acaba de ganar 300.000 euros con la sensación evidente de que no va a ser el mejor momento para comprar los billetes. «Nos alegramos mucho, ya venimos en otro momento dicen los ancianos».  «El Gordo» ya tiene nombres.
Pero la vida es siempre de ida y vuelta, de cara y cruz. En la misma oficina hay otra mujer de gesto cabizbajo que duda entre sonreír y cincelarse la frente a cabezazos. No compró el billete. No lo hizo pese a que su compañera le dijo que lo hiciera y ella lo rechazó explicando que «para qué, si nunca toca».
Esta es alguna de las historias que cada año se repiten en el Gordo. Siempre hay alguien que se enriquece por casualidad y alguien que desestima serlo. Otro ejemplo es el de Rafael Lara, un inmigrante que el lunes a las 20 horas se pasó por la Administración el Trébol y le dijo a la lotera «deme un billete, el que usted quiera». Aquella decisión le ha valido 300.000 euros. Sin embargo, en la cervecería Garfi, pegada a la administración, su dueña, Rosi, jugaba nueve décimos vendidos por su vecina de negocio. A ella no le ha tocado. «Es una pena, pero me alegro por la lotera, que le vendrá muy bien».
Comienza entonces el goteo de agraciados que se exponen ante los flashes y las cámaras. Tres jóvenes trabajadoras de Marsans, con sueldos de 800 euros, se reparten entre ellas 600.000. En el poco tiempo que han tenido para digerir el nuevo estatus económico ya han podido diseñar una hoja de ruta: «No queremos novios, lo vamos a invertir en comprar pisos y un coche», explican. Malos tiempos para el amor.
Luego, ante el revuelo, una señora para en medio de todo el despliegue mediático. «¿Qué ha pasado?», pregunta. «Ha tocado “el Gordo” en esta administración», le responden los periodistas. La señora, sabedora de que ha comprado allí lotería, mira sus billetes. La cara de ilusión no deja dudas; ya hay otra persona que sabe que los regalos de Reyes este año serán de altura.
Pero los nuevos tiempos sociales dejan imágenes entrañables de quien gana aquí el dinero y piensa a cierta distancia, en concreto en el otro lado del océano. Sabino Calderón, un ecuatoriano que vive en el barrio de Tetuán, donde la inmigración latina es muy alta, sonríe emocionado ante los periodistas. «Todo el dinero irá para Ecuador, para los míos», explica. 
Cerca de él hay un grupo de dominicanos que también han resultado agraciados. «Vamos a celebrarlo bebiendo», admiten entre risas. Sobra el futurible, es evidente que llevan un tiempo ya con la causa. Pasa la mañana. La calle se va vaciando de «cienmileuristas». «El Gordo» tiene dueños.

Un premio poco viajero
El temporal de nieve ha dado paso en Madrid a la lluvia de millones, donde han caído la totalidad de los grandes premios de un Sorteo de Navidad, que también ha viajado fuera de la capital:
- La comunidad de Madrid  recibió una lluvia de más de 900 millones de euros, casi el 40 por ciento del total de premios del sorteo.
- Los madrileños gastaron 538 millones de euros, unos 85,83 euros por persona en un total de 2,7 millones de décimos.
- El PP de El Escorial  repartió 30.000 euros en el Gordo gracias a la pedrea del número 78.296.
- Marsans lleva el premio a Canarias, Toledo y Extremadura. Los principales agraciados fueron dos empleados de la oficina de Los Cristianos, en Arona (Tenerife), Lanzarote Fuerteventura, Puerto de la   Cruz, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. Además, 600.000 fueron a parar a Talavera de la Reina (Toledo) y otros llegaron 4,2 millones llegaron a la sucursal de Mérida (Badajoz).

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)