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El debate sobre el ser francés abierto por Sarkozy da alas a la ultraderecha

La Voz de Galicia, Esperanza Suárez | Corresponsal, 20-12-2009

Tres ex primeros ministros del partido en el Gobierno piden el final inmediato de la campaña

Nicolas Sarkozy ha elegido el peor momento y el peor intermediario para preguntar a sus compatriotas qué significa el hecho de ser francés. El debate sobre la identidad nacional amenaza con estallarle en las manos y provocar el efecto contrario al que buscaba: la ultraderecha aumenta sus expectativas electorales, y el islam se convierte en cabeza de turco de la crisis.

Promesa electoral del presidente francés, nadie apostó nunca por que fuera a abrir la caja de los truenos del debate y menos en estos tiempos que tanto recuerdan a economistas y sociólogos el crac de 1929. La Gran Depresión provocó en Francia una ola de xenofobia y antisemitismo que se cebó en los refugiados de la Europa central, especialmente judíos. «Si miramos la prensa francesa de la época, se planteaban las mismas dudas hacia el judaísmo que ahora con el islam», afirma el profesor e investigador Olivier Roy.

La vecina Suiza tiene ahora parte de culpa. Su rechazo en referendo a la construcción de minaretes en las mezquitas agrió el debate francés. Para echar más leña al fuego, Sarkozy hizo su primera aportación ideológica al expresar su «comprensión» de los temores suizos por preservar su identidad de sociedad cristiana. Sus advertencias se dirigieron concretamente hacia los musulmanes, desagradablemente sorprendidos ante su exigencia de «humilde discreción» a la hora de celebrar sus cultos. En este país que no admite el uso de símbolos religiosos a escolares y funcionarios, el presidente ha convertido en cruzada personal la prohibición del velo integral islámico.

El debate ya empezó con mal pie. Ante el estupor de la izquierda, Sarkozy nombró para dirigirlo al ministro más odiado. El Partido Socialista considera a Eric Besson un traidor y sus nuevos compañeros de la UMP desconfían del que fuera secretario de economía de la ejecutiva socialista porque su discurso está aún más a la derecha que la media del partido.

Su web ha sido tomada al asalto por la ultraderecha y los debates que los prefectos organizan los lunes se han convertido en fuente de disturbios. A sus propios patinazos hay que sumar otros tan gloriosos como el de la secretaria de Estado para la Familia. El deseo de Nadine Morano de que los jóvenes musulmanes «dejen de hablar argot y de ponerse la gorra al revés» levantó tantas ampollas como la petición de acción «antes de que nos coman» del alcalde UMP de Gussainville.

Tres ex primeros ministros piden desde la derecha el final inmediato de este debate que está abriendo brechas en vez de unir a los franceses. «Es un falso debate», «No tiene sentido», «Hace falta más rigor intelectual»? Dominique de Villepin, Alain Juppé y Jean – Pierre Raffarin tienen el respaldo de una parte del partido que empieza a identificar el debate con una «trampa que sirve para dar oxígeno al Frente Nacional».

A tres meses de las elecciones regionales, Jean – Marie Le Pen promete una «cruel sorpresa». El ultraderechista sube en la estima de sus compatriotas gracias al favor del presidente. La ultraderecha siempre ha sabido identificar el temor ciudadano por la falta de trabajo ?con el odio a los inmigrantes .

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