EL MUNDO QUE VIENE / IRINA BOKOVA
«Tenemos mucha más necesidad de diálogo entre culturas que hace 30 años»
El Mundo, , 19-12-2009LUGAR DE NACIMIENTO: Bulgaria / EDAD: 57 años / FORMACIÓN: MBA del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú, y estudios en Harvard y Maryland / OCUPACIÓN: Primera mujer al mando de la Unesco tras décadas como diplomática / SUEÑO: Que los individuos y los pueblos cultiven la voluntad de escuchar y respetar la diversidad Si el ritmo de trabajo de Irina Bokova al frente de la Unesco va a ser como el de su primer mes en el cargo, su mandato de cuatro años puede dar mucho de sí. La primera mujer al frente de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura tomó posesión el pasado 15 de noviembre y desde entonces ya ha tenido tiempo de participar en varios foros internacionales, desde Doha – al día siguiente de asumir el cargo – hasta Copenhague, donde esta semana ha participado en la Cumbre del Clima.
«Educación, educación, educación», no se cansa de repetir, y más, en tiempos de crisis. Cálida, de trato amable, talante comprometido y actitud tenaz, Irina Bokova habla con cercanía y claridad, desprendiendo sinceridad y firmeza. Se ofrece a responder en español como muestra de hospitalidad. Busca el encuentro, la comodidad del interlocutor. Cualidades que ayudan a entender su larga trayectoria diplomática desde que Bulgaria era un satélite ruso hasta intergarse en la UE, proceso del que ella ha sido arte y parte.
A los 25 años comenzó a trabajar en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Bulgaria y a los 46 asumió su cartera. En esos años, fue representante de su país en la ONU y dirigió el proceso de integración europea, entre otras funciones diplomáticas y parlamentarias. También ha sido embajadora en Francia y, en los últimos cuatro años, delegada permanente de Unesco. Está casada y tiene dos hijos.
Promueve el respeto y la tolerancia entre culturas. «Sé lo que es eso. Mi familia procede de una pequeña ciudad búlgara donde el 80% de la población es musulmana», dijo en su discurso de toma de posesión. Y no cree en el manido «choque de civilizaciones». Para ella prima el estatus de seres humanos.
Pregunta. – Usted centró su primer discurso público como directora general en la crisis económica y en las consecuencias que puede tener en la educación. ¿Va a ser ése el eje de su trabajo en los próximos cinco años?
Respuesta. – En efecto, yo hablé de la necesidad de dar más prioridad a la educación y a la innovación en educación en tiempo de crisis. Ése es el mensaje más importante que yo quiero trasladar porque la crisis ha traído consecuencias muy negativas para la financiación de muchos programas del sector educativo. No sólo la ayuda internacional ha disminuido, sino que hasta en los gobiernos con un porcentaje relativamente grande dedicado a educación la financiación real también ha disminuido porque los presupuestos totales han bajado. Hago campaña para convencer a los gobiernos, a la opinión pública y a los líderes principales del G – 20 de que invertir en educación es invertir en salir de la crisis, de que dar más dinero para educación es, precisamente, una respuesta a la crisis.
P. – Al margen de la situación de partida de los diferentes países y de sus desafíos, usted hace un especial llamamiento a enseñar los Derechos Humanos y valores de tolerancia.
R. – En los países desarrollados y en los países en desarrollo hay necesidad de modernizar los sistemas educativos, para adaptar los currículos de manera que tengan mayor calidad. Y eso es muy importante, como también lo es introducir más ciencia en la educación. Pero, desde luego, hay que introducir una educación ética, de respeto a los Derechos Humanos y a la dignidad humana, de tolerancia y respeto a la diversidad. Es muy importante que nuestras sociedades, que ya son multiculturales y multirreligiosas, incorporen ese mensaje al sistema educativo.
P. – ¿Y cómo ha afectado la crisis económica a Unesco?
R. – Diría que sí ha afectado, pero no tanto. El Presupuesto que aprobamos hace dos semanas es modesto. Quisiera ver más, pero soy consciente de que con la crisis es muy difícil pedir a los gobiernos más dinero. Yo espero que la aportación de los países no disminuya para el año que viene porque es una parte muy importante de nuestra financiación. Por ello, voy a insistir a los más generosos para que no disminuyan su aportación. También quiero restructurar mejor los métodos de trabajo de la Unesco para disminuir un poco la burocracia y aumentar la transparencia, de manera que podamos demostrar a los gobiernos que somos eficientes en el desarrollo de proyectos y, así, poder pedir mayor financiación. También tengo la intención de hablar con instituciones financieras como el Banco Mundial. Con él trabajamos mucho, sobre todo en educación, pero no suficiente, a mi juicio. Quisiera ver más presupuestos para la ciencia y para el cambio climático. Y también debe haber un espacio de cooperación con el Fondo Monetario Internacional, ya que el G – 20 decidió recientemente enfocar parte de su mandato en el sector social. Entonces, tenemos desafíos muy grandes en tiempos de crisis, pero también que hacer lo posible por acometerlos.
P. – El presupuesto que tiene Unesco para el próximo año, ¿adónde va a ir principalmente? ¿Hay algún asunto urgente que absorba la mayor parte?
R. – Educación, educación, educación. Es nuestra prioridad y se lleva la mayoría del dinero. El presupuesto está orientado hacia la educación primaria porque Unesco es la responsable de cumplir el objetivo del Milenio de Naciones Unidas que persigue el acceso a ese primer grado de la enseñanza de todos los niños del mundo. Y para ello, lo primero es empezar por garantizar que haya profesores. En África y en el mundo en desarrollo faltan profesores. Cuando se habla de calidad, hay que tener en cuenta que es muy importante la formación de docentes. Para eso, los países deben tener las tres etapas educativas: primaria, secundaria y superior, porque si los países no tienen educación superior, no pueden formar profesores y asegurar una calidad en la enseñanza primaria. Todo está vinculado.
P. – ¿Qué hay de la ciencia y la cultura?
R. – La prioridad es educación, lo que no significa que no seamos conscientes de la ciencia porque es muy importante para el cambio climático. La Unesco tiene un compromiso específico en algunos aspectos del cambio climático, en los que vamos a seguir trabajando. Y, desde luego, la cultura. No podemos tener un desarrollo sostenible sin cultura. Y la Unesco es el único organismo de Naciones Unidas que se ocupa del patrimonio cultural, del patrimonio intangible, la diversidad cultural y el respeto de las culturas. En principio, tengo la ambición de realzar, reenfocar, reconsiderar este papel inicial de la Unesco, dado que la vocación de la Unesco es construir la paz en el espíritu de los hombres y las mujeres y que prevalezca el diálogo entre culturas, el respeto a la diversidad y la tolerancia. En este mundo globalizado tenemos mucha más necesidad de hacerlo que hace 30 años. Entonces el mundo era más simple; ahora es mucho más complejo y ahí está la Unesco.
P. – ¿Va a reconfigurar la Unesco sus funciones, su modo de trabajar?
R. – La Unesco ha estado muy implicada en los últimos años en proyectos concretos y, tal vez, la gente se quede con la idea de que Unesco es una agencia de ayuda al desarrollo. Pero no es eso: ni tenemos esa vocaciones, ni tenemos ese mandato, ni tenemos el dinero para ello. La apuesta de la Unesco reside en las ideas y los mensajes que emite teniendo en cuenta su carácter universal. Somos el único organismo verdaderamente universal porque tenemos 193 países miembros.
P. – ¿Cuáles son las respuestas a esta confrontación extremista de culturas y religiones?
R. – No creo en el choque de civilizaciones. Necesitamos mucho más diálogo, mucho más conocimiento de los otros, mucho más respeto. Tenemos que implicar a la educación e introducir todo eso en los programas educativos. En el nivel más alto de Unesco, he propuesto, y voy a hacerlo, una alta cumbre sobre la paz mundial entre las culturas a la que voy a invitar a personalidades eminentes del mundo intelectual y que han recibido el premio Nobel de la Paz, de Literatura y de otros campos. Me parece muy importante que estas personalidades eminentes se reúnan de vez en cuando y transmitan esos mensajes al mundo. Tenemos necesidad de un liderazgo más fuerte en cuanto a esas cuestiones.
P. – ¿Cuándo sería esa cumbre?
R. – Tal vez, pueda ser en primavera. Estoy trabajando para que así sea, pero aún es pronto para concluir algo.
P. – Si acuden los Nobel de la Paz, cuenta usted con Barack Obama…
R. – Espero que sí. Yo voy a invitarlo.
P. – Hace tiempo que no se oye hablar de la Alianza de Civilizaciones, el programa de Naciones Unidas impulsado por el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero y el primer ministro turco Tayip Erdogan. ¿Ese programa tiene alguna conexión con el trabajo de Unesco?
R. – Sí. Creo que es una iniciativa muy importante y que tiene el mismo espíritu que la Unesco al promover el respeto a la diversidad y la tolerancia. Me gustaría tener relaciones más próximas y frecuentes con Jorge Sampaio, el Alto Representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones. Ya le he dicho que quiero acudir a París el 1 de enero para discutir cómo vamos a continuar trabajando juntos porque me parece que sobre la mesa hay planteadas muchas ideas prácticamente idénticas. Por eso, tengo el compromiso de que trabajemos juntos.
P. – Una pregunta sobre España. En algunas de sus regiones hay una imposición política de la lengua en la que los niños deben aprender en la escuela aunque ésa no sea su lengua materna. ¿Tiene alguna valoración general de este tipo de asuntos?
R. – Cada país debe buscar su propio sistema. En la Unesco, nos preocupa que haya lenguas en peligro de desaparecer. En muchos países conviven más de 40 ó 50 que carecen de escritura y que no se han introducido en el sistema nacional de educación. Es un problema que se da, por ejemplo, en Sudamérica y que genera un problema de identidad y de consideración de su propia historia. Para la Unesco es un problema complejo para el que no hay respuestas simples. Por un lado, debemos preservar la diversidad lingüística, que es diversidad cultural, riqueza para todo el mundo. Por otro, no se deben crear obstáculos para la integración de todas las lenguas: no se pueden imponer límites económicos, políticos, sociales para su desarrollo. Es muy importante idear las soluciones adecuadas para resolver este problema de integración de todas las lenguas en el sistema nacional de cada país, aunque en algunos es muy complejo. Para Unesco, el problema está en preservar la diversidad lingüística. La integración es responsabilidad de cada país.
P. – ¿Existe alguna línea de actuación de la Unesco con la UE que deba afrontar la Presidencia española en los próximos seis meses?
R. – La Unión Europea es un escenario muy importante para la Unesco. No debemos olvidar que de la UE procede aproximadamente el 60 % de las ayudas que la Unesco dedica a ayuda internacional para el desarrollo. Tras la renovación de la Comisión Europea quiero hablar con su presidente y con los nuevos comisarios que sean responsables de la ayuda internacional para el desarrollo de la educación y la cultura. También es muy importante para la Unesco trabajar estrechamente con los futuros comisarios europeos que trabajen en torno a la lucha contra el cambio climático. Yo pienso trabajar con la próxima presidencia española y con la nueva Comisión Europea de una manera muy abierta y muy estrecha para coordinar muchas políticas.
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