Opinión
Adiós Haidar
Canarias 7, , 18-12-2009Con la reivindicación de sus derechos Aminatu Haidar ha logrado crear una crisis global en torno a su persona y a la causa saharaui. Desde Guacimeta consiguió que la agenda internacional la colocara todos los días entre sus prioridades. Ha puesto sobre la mesa de Occidente una causa catapultada por el pragmatismo de la seguridad internacional.
Es obvio que hay un antes y un después de Haidar. Con esta mujer, y resalto lo de mujer, la causa saharaui ha ganado mucho. Después de ella será muy difícil obviar la necesidad de buscar una solución adecuada a la injusticia histórica que con este pueblo se ha cometido, con el asentimiento de todos. Sus derechos deben ser adecuadamente conjugados con las necesidades de protección que tiene Occidente sin que paguemos chantajes.
Es esta una mujer que puso a a dos gobiernos al borde de la ruptura de relaciones. Dos gobiernos, socialistas por más señas, que se han visto obligados a medir sus fuerzas en los cenáculos internacionales para salvar la situación.
De un lado, Marruecos, un extraño país al filo de la dictadura y en el que los derechos humanos valen muy poco. De otro España, con un Gobierno que, una vez más, ha demostrado su marrullería y descoordinación a la hora de afrontar una crisis. Otra vez a Zapatero no le ha importado comprometer a las instituciones del Estado, su credibilidad y nuestra seguridad, para salvar la palabra política.
Sin que tenga muchos datos acerca de cómo se ha resuelto esta crisis en la complicada red de intereses que lo ha movido a nivel internacional, puedo intuir que Marruecos no ha cedido a la presión internacional, como se nos venderá hoy desde las instancias del Gobierno. Creo que es Occidente quien ha cedido ante Marruecos. Es inconcebible que un país de dudosa respetabilidad democrática haya mantenido ese alto nivel de desafío a España, a Estados Unidos y a la Unión Europea. Un país como éste sólo ha cedido con precio y creo que algo hemos pagado a Estados Unidos, a la Unión Europea o al propio Marruecos. Algo hemos pagado, porque España siempre paga.
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