Alí (nombre figurado): «En Irán sólo podía estar muerto»

Diario Sur, GEMA MARTÍNEZ gemamar@diariosur.es, 17-12-2009

Muerto. Esa era la única forma de permanecer en Irán para Alí (nombre figurado), 36 años, homosexual, detenido en Teherán junto a su pareja en una fiesta privada, encarcelado, apaleado, torturado y puesto en libertad tras pagar una fianza elevada.

«Yo soy gay y en un país musulmán los gays no podemos estar vivos; sólo podemos estar muertos». Concretamente en Irán practicar sexo con un hombre está tipificado como delito de sodomía en el artículo 108 del Código Penal, y la sodomía está castigada con la muerte (artículo 110), «y la muerte puede ejecutarse en una plaza pública, donde se ahorca a la persona utilizando el brazo de una gran grúa», explica David Cedeño, presidente de Colega Málaga, la asociación que, junto a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear) ha acompañado a Alí desde que llegó a Málaga como refugiado hace aproximadamente un año.

Hace sólo dos días, este hombre que oculta el rostro y que intenta explicarse en un castellano difícil de entender, recibió la notificación de que el Gobierno había admitido su petición de asilo, y que lo hacía en función de la nueva ley aprobada en octubre, que reconoce este derecho también por identidad de género y condición sexual. Así que, aunque no es el primer homosexual que consigue asilo en España, si lo es por un reconocimiento expreso de que su vida corre peligro por serlo.

Tortura

«Tú ya estás muerto. Aquí no puedes estar vivo». Eso dice que le dijeron los policías cuando salió de los calabozos después de seis días de tortura. A su pareja le llegó una citación judicial, algo que temió también le llegaría a él. La detención ya suponía perder su condición de funcionario (trabajaba en el servicio de empleo) y un juicio conllevaría casi con toda seguridad un castigo. «El castigo puede ser la muerte. De hecho, que sepamos, en estos momentos hay seis homosexuales condenados a muerte en Irán», explica Cedeño. Alí y su pareja decidieron huir.

En unos días se puso en contacto con la mafia, que le proporcionó un visado a España por el que pagó 8.000 euros, los ahorros de su vida. «Era el visado disponible en esos momentos y Alí desconocía que venía aquí, a un lugar en el que dos hombres se pueden casar», dice el presidente de Colega Málaga.

Él aterrizó en Barajas. En cambio, desconoce la suerte que corrió su compañero: «Llamo a su móvil y está operativo, aunque nadie contesta. Por eso supongo que también ha huido, aunque no sé dónde puede estar»

Oculto a la familia

Con su madre, que está en Irán, se comunica a través de Internet. Ya le ha contado que ha conseguido los ansiados papeles, aunque no le ha dicho el motivo. Tampoco le dijo que había estado detenido. Explicó esa desaparición de seis días aduciendo un viaje de trabajo. Está seguro de que los suyos no podrían admitir que es homosexual.

El presidente de Colega cree lo mismo: «En Irán, una familia puede llegar a denunciar a sus hijos por ese motivo. La represión empieza en la propia familia. No entenderían que él fuese gay». Así que les ha dicho que está en España, pero como un inmigrante más. Tampoco quiere desvelar su rostro porque teme represalias contra su familia: «podrían cogerles para obligarme a regresar, y una vez allí me matarían».

Alí empezó a notar que su orientación sexual era diferente a los diez años, aunque fue a los 18, a través de diferentes lecturas, cuando puso nombre a lo que sentía.

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