Arrecian las voces en Francia que piden el fin del debate identitario

El Periodico, 17-12-2009

El debate sobre la identidad nacional lanzado con gran pompa por el Gobierno francés se ha girado como un bumerán contra su promotor. El encadenamiento de polémicas ha convertido la reflexión en una agria disputa sobre la presencia del islam. Una pesadilla a la que cada vez más voces –tanto de la izquierda como de la derecha– piden poner fin, mientras una comisión del Parlamento ultima los trabajos para decidir si debe prohibirse el burka, el velo integral que utilizan unas 2.000 musulmanas integristas en Francia.
La controversia sobre los minaretes en la vecina Suiza, la petición de Nicolas Sarkozy a los musulmanes de evitar la «ostentación» y los deslices de miembros del Gobierno han sido percibidos por los muslmanes –se calcula que en Francia hay más de cinco millones– como una estigmatización del islam. «El debate se ha convertido en una fuente de desahogo que escapa a todo control», dice Yazid Sabeg, comisario del Ejecutivo para la diversidad e igualdad de oportunidades, en relación a la cantidad de alusiones racistas recibidas en la web creada por el Ministerio de Inmigración para fomentar la participación ciudadana en la reflexión.
«Hay que poner límites, liberar ciertos pensamientos puede ser peligroso para la República y para la convivencia», advierte la secretaria de Estado Fadela Amara. «Atiza los bajos instintos», sostiene el diputado conservador François Baroin, que llama a suspender un debate que hace las delicias de la ultraderecha.

LOS DIARIOS SE SUMAN / Estas son algunas de las voces que, desde las filas del Gobierno, han empezado a sumarse al clamor –de la oposición y de diferentes asociaciones laicas y musulmanas– que reclaman la suspensión del debate. En la izquierda, incluso los que inicialmente no se opusieron a abordar el asunto, como el diario Libération, pedían ayer que se anule una discusión sembrada de minas y a cuatro meses de las elecciones regionales.
La editorial de Le Monde solicita también a Sarkozy que reconozca su «error» y corrija el tiro a la vista de que el gran debate lanzado hace seis semanas con el objetivo o de «reafirmar los valores republicanos y el orgullo de ser francés» se ha «torcido».
La tensión en el frente identitario ha contaminado también el debate que realiza en paralelo el Parlamento sobre el burka, que ayer cerró la fase de consultas con la audición de los ministros de Interior, Brice Hortefeux, de Inmigración, Eric Besson y el de Trabajo, Xavier Darcos. Sus intervenciones pusieron de manifiesto la división que hay en el seno del Gobierno sobre la necesidad de prohibir por ley esta prenda.
Mientras algunos juzgan necesario legislar para desterrar de las calles un símbolo de sumisión de la mujer que atenta contra los valores de igualdad de la República, otros prefieren limitar la prohibición a los servicios públicos y otros optan por una resolución contraria al que evite un enfrentamiento con la comunidad musulmana, reticente a una ley que a su juicio puede atizar el fundamentalismo.

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