Opinión
Seguridad alauita
Canarias 7, , 16-12-2009La amenaza ayer del ministro de Comunicación alauita al Parlamento Europeo, alertando sobre los riesgos de una eventual declaración oficial en favor de Haidar, pone los pelos de punta y fisura el funambulismo diplomático de estos años como la navegación de un iceberg sin rumbo.
Las relaciones de España y Marruecos se han caracterizado por el sobresalto continuo. Del islote del Perejil de Aznar se pasó al desencuentro provocado por la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla, hace dos años, y de ahí, a un ir y venir de tiras y aflojas que siempre se han resuelto en favor del interés general.
Unas 1.200 empresas españolas en Marruecos, un millón de inmigrantes en España, las más de 200 víctimas de los atentado de Atocha y Casablanca o los miles de inmigrantes que han arribado a las costas en 15 años de pateras, son razones de peso para que el fenómeno de Haidar dé paso a un tono de serenidad y calma que va más allá de la causa saharaui.
El riesgo de desestabilización al que se asoma el paso del Mediterráneo hacia el Atlántico, es una de las exigencias que Miguel Ángel Moratinos y su homólogo Taib Fassi Fihri se enfrentarán en los próximos días en un más que probable encuentro de los dos ministros de Exteriores.
En esta ocasión, Moratinos no podrá resolver, como en 2008, la divergencia entre ambos países con una mera carta del presidente José Luis Rodríguez Zapatero dirigida al rey de Marruecos para que depusiera al embajador en Madrid. No, el conflicto con Haidar no se resuelve con una misiva de meras voluntades. Por fin, el Gobierno español va a tener que mojarse y dejar las medias tintas a un lado, colocar las cartas boca arriba y plantear a qué aspira España en medio de este laberinto de intereses que escapa a su control, pero que aboca al país a un desagradable trago.
Que se lo digan si no a la flamante senadora y número tres del PSOE, Leire Pajín, que fue presidenta de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Marina Baixa en Valencia. Se tiene que morder las uñas y ese semiflequillo a lo Lana Turner que le han colgado los estilistas de Ferraz.
Pajín es el vivo ejemplo del mar de contradicciones que paraliza al PSOE. Ni conmigo ni sin mí. Pues no; la diplomacia, para las embajadores; la estrategia, para los servicios de inteligencia; y la política, para los ministros, senadores y diputados.
Si triunfan las artimañas amenazas que se articulan desde el país vecino, habrán perdido todas las partes inmersas en esta malla.
Quizá es hora de que este conflicto se desatasque y que se arbitre una solución intermedie donde se plantee un perdón generalizado, que vaya desde la chapuza hispana a la intransigencia marroquí, pasando también por el oportunismo del Frente y Argelia, que en sus 30 años de convivencia jamás lo han visto tan claro. De paso, habilítese una fórmula para que el presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, se someta a unas elecciones libres y abandone el cargo por higiene democrática después de tres décadas de poder emulando a Fidel Castro.
La tensión escala cotas por momentos lo que, en clave alauita, podría significar una pronta resolución, como ocurrió el pasado fin de semana cuando el político más influyente de Marruecos, Foaud El Himma, abrió una vía para el perdón de Mohamed VI después, claro, de haber abiertos las clusas de la inmigración y el terrorismo.
Una hipotética resolución del Parlamento Europeo en favor de Haidar, supondría un severo golpe al honor marroquí. Por lo tanto, cuidado con el texto que emita la Eurocámara porque están en juego tantos intereses que hasta Francia se ha empezado a impacientar con un silencio espeso que demuestra que a Nicolás Sarkozy no le gusta ni pizca el cariz que están tomando los acontecimientos.
El Gobierno español timonea con aciaga fortuna la crisis. El PSOE sólo ha atrevido con declaraciones un tanto folcloristas, desde Leire Pajín a Pedro Zerolo o de José Bono o Ángel Gabilondo. Tampoco el PP de Rajoy, Cospedal, González Pons o el propio Soria han sabido estar a la altura, confundiendo a la opinión pública con escaramuzas electoralistas que no tocan en este minuto de juego.
Si acaso se observó algo de coherencia, esta semana, en Paulino Rivero, reclamando la mediación del monarca alauita, o la de la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, advirtiendo del posible veto al acuerdo de asociación comercial en defensa de las producciones hortofrutícolas, un llamamiento, por cierto, que quitó el hipo al abogado Roberto Goiriz: «Es una de las mejores defensas ministeriales en años».
Goiriz apremiaba ayer a su parroquia positivando la huelga de hambre de Haidar, una causa «legítima en su reivindicación», pero que «nos permite analizar de forma global un problema serio como los perjuicios de los acuerdos bilaterales».
La decisión de Espinosa no fue casual y se interpretó como aviso a navegante ante el Estatuto Avanzado que se firmará en abril. Si el caso no se resuelve, la presidencia española en la UE está llamada al fracaso rotundo.
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