haidar, 31 días en huelga de hambre >
"Haidar es una vena de nuestro cuerpo"
Tres ciudadanos saharauis que residen en Navarra muestran su preocupación por el débil estado de salud de Haidar. La lucha de la activista saharaui es seguida con esperanzas por sus compatriotas desde sus hogares en Pamplona y Orkoien.
Diario de Noticias, 16-12-2009A Osasuna se le escapan dos puntos en los minutos finales tras haber encauzado el partido ante el málaga con un gol de Masoud
La Fundación Orreaga conmemoró en el Nafarren Biltzarra de forma
alternativa y rememorando la independencia de Navarra y
los niños disfrutaron de Bob Esponja en el Labrit
“aminetu es todo un símbolo del pueblo saharaui, la vamos a llevar en nuestros corazones hasta la muerte”, asegura Mohamed Cori, un ciudadano saharaui que desde hace dos años vive en Pamplona. Mohamed trabaja en lo que puede y aprovechó un viaje estival de niños saharauis a Navarra para venir como monitor. Su llegada fue legal a través de un visado de la embajada española en Argelia. Aquel verano decidió formalizar sus papeles para quedarse a vivir en Navarra y poder ayudar a su familia. Familia de la que conoce “sus nombres pero no sus caras”, afirma Mohamed.
Mahmud Salek también es saharaui y también reside en Navarra. En 2006 llegó a Pamplona y trabajó en varias empresas de carretillero. Hace nueve meses recibió una feliz visita, la de su mujer, Elmehdi Bneta, y sus hijos, con los que vive en Orkoien.
Tanto Mohamed, como Mahmud y Elmedhi han conseguido salir del desierto en el que sobrevivían para poder vivir en unas condiciones más dignas. Desde Navarra siguen el día a día de la huelga de hambre de Haidar, por la que se muestran muy preocupados, y la represión marroquí que sufren sus familiares, amigos y compañeros en los campos de refugiados.
“Aminetu es una vena de nuestro cuerpo y está sacrificando su vida por el pueblo saharaui. En su vida, ha sufrido mucho por nosotros y ha conseguido un montón de premios por la lucha de los derechos humanos. No merece estar muriéndose tirada en un aeropuerto”, dice Mahmud.
Desde que Haidar comenzó la huelga de hambre, allá por el 15 de noviembre, han ido siguiendo la actualidad a través de los medios de comunicación y ven difícil que se pueda llegar a una solución, “Aminetu ya ha dicho lo que quiere y no va a mirar para atrás, al igual que el Gobierno de Marruecos. España hizo lo que hizo y Haidar es la víctima”, dice Mohamed.
A pesar de estar descontentos con las gestiones del Gobierno de Zapatero, todos los ciudadanos saharauis que residen en Navarra están muy agradecidos con la sociedad que les acoge, con las asociaciones y organizaciones que apoyan su causa y con las familias que todos los veranos acogen a niños saharauis a los que “les abren los ojos y les muestran lo qué es el mar o la ciudad, ya que sólo conocen el desierto”, asegura Mohamed.
Mahmud y Elmehdi también agradecen las ayudas pero creen que “todavía hay desconocimiento en la sociedad navarra sobre lo qué pasa realmente con el pueblo saharaui, un pueblo que esta sufriendo constantes vulneraciones de los derechos humanos y por el que Haidar está entregando su vida”. Considera demasiado el tiempo que se está tardando en dar una solución a este conflicto y opina que se están anteponiendo los intereses económicos de Marruecos y España a los derechos de las personas.
más de 30 años de lucha El pueblo saharaui lucha contra el colonialismo o invasión marroquí desde la famosa Marcha Verde, “para nosotros marcha roja o negra de sangre”. A pesar de estar ahora lejos de su tierra, ninguno de los tres abandona su lucha y ven al rey Mohamed VI de Marruecos como el único responsable de su situación.
“Los europeos deben de saber que Marruecos no es un país democrático, que es una dictadura y no deberían de entrar a dialogar con ellos mientras no sean una democracia. Están trabajando con un dictador”, denuncia Mohamed.
Día a día, conviven con inmigrantes marroquíes. Mahmud y Elmehdi incluso tienen a varios como vecinos en su barrio con los cuales no tienen ningún problema. “La gente de Marruecos es gente buena y no todos apoyan a su rey”, afirma Mahmud y asegura evitar hablar con sus vecinos de política.
lejos de sus tierras En 1991, cuando se firmó al alto al fuego, la gente en el Sahara comenzó a emigrar. Un viaje que si para el resto de africanos era complicado, para los saharauis todavía más por el hecho de vivir en un desierto. “No podemos cruzar la frontera con Argelia ni podemos arriesgar y cruzar en pateras porque no tenemos, ¿dónde vas a arriesgar en un desierto?”, se lamenta Mohamed.
Los ciudadanos que pudieron abandonar el desierto lo hicieron con un visado de la embajada española en Argelia. “Todos llevamos un pasaporte argelino, pero ellos y nosotros sabemos que en realidad somos saharauis. Es la única posibilidad de salir de allí.”
A pesar de vivir en Navarra, la vida de estas tres personas no es nada fácil. Mahmud se encuentra ahora sin trabajo y vive con su mujer, sus dos hijos y su madre. Además de los problemas económicos, tiene que vivir con la incertidumbre de no saber nada del resto de su familia.
“Tenemos hermanos, tíos y amigos de los que ni yo ni mi mujer sabemos nada”, afirma. En los campamentos no hay cobertura y tiene que desplazarse a una ciudad argelina situada a 40 kilómetros para poder hablar por teléfono. Algo que no todos se lo pueden permitir.
Desde hace unos meses, la ONU organiza viajes con una avioneta para poder llevar a familiares de unos campos de refugiados a otros. Sin embargo, estos viajes sólo pueden acoger como máximo a cuarenta personas y la mayoría de gente sigue viviendo en el desconocimiento.
“Tengo familia a la que, desde 1975, jamás he visto con mis propios ojos, sólo he podido hablar con ella por teléfono en contadas ocasiones”, se lamenta Mohamed.
El hecho de vivir en un país desarrollado y poder ganar dinero no les asegura un futuro prometedor. “Aunque ganemos aquí unos cuantos millones, ¿dónde vamos a invertirlos si no tenemos un territorio propio? No podemos invertir en Marruecos y tampoco en el desierto argelino”, ironiza Mohamed.
Ahora, sólo esperan que “Haidar pueda regresar con sus hijos a El Aaiun y que España tome medidas y salde la deuda pendiente con nuestro pueblo”.
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