MARIÁNGELALCÁZARJUAN CARLOS MERINO – Barcelona / Madrid

LA CARTA DE LA CASA DEL REY “El Gobierno cree que no es el momento oportuno para que el Rey haga gestiones”

OTRA MISIVA A LA ZARZUELA A la petición de IU se añade la de escritores y artistas contra una “trágica agonía”
La crisis por la activista saharaui Aminatu Haidar, en huelga de hambre desde hace 25 días, sufrió ayer una nueva vuelta de tuerca cuando el coordinador general de IU, Cayo Lara, hizo pública la respuesta que le había remitido la Casa del Rey a su demanda de que don Juan Carlos intervenga para desencallar el asunto. “Su Majestad siempre ha mostrado su disposición al Gobierno para realizar las gestiones necesarias”, señala la misiva firmada por el jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza. “El Gobierno está llevando a cabo los contactos diplomáticos necesarios para solucionar la situación, si bien considera que no es el momento oportuno para la realización de gestiones complementarias por parte de su Majestad”, prosigue.

Pese a que la carta se quiso interpretar desde algunos ámbitos como una fricción entre la Zarzuela y el Gobierno, las fuentes consultadas por La Vanguardia en ambas instancias coincidieron en señalar que, como establece la Constitución, corresponde al Gobierno la dirección de la política exterior. En todas las ocasiones en las que el Rey ha intervenido, lo ha hecho a petición del gobierno de turno, nunca por cuenta propia ni a petición de terceros.

Don Juan Carlos tiene probada experiencia, desde hace muchos años, en “limar asperezas o abrir puertas” a nivel de jefes de Estado en cuestiones de política internacional y, especialmente en el caso de Marruecos, debido a su “relación privilegiada” con la monarquía alauí. Pero siempre a instancias del Gobierno, como rey constitucional. En el caso Haidar, el presidente ha mantenido puntualmente informado al Rey de sus gestiones y juntos han valorado todas las posibilidades, desestimándose, de momento, la mediación del Rey. La prueba de que no ha habido ningún desencuentro es que el presidente conocía la respuesta y el tono de la carta que la Casa del Rey remitió a Cayo Lara.

A la petición de IU se sumó ayer la reclamación de intercesión al Rey para acabar con la “trágica agonía” de Haidar firmada por tres premios Nobel – José Saramago, Günter Grass y Darío Fo-,también suscrita por Mario Vargas Llosa y Pedro Almodóvar, entre otros artistas y músicos.

Y en la Moncloa, entre tanto, intentan capear el temporal. El presidente Zapatero, es un firme defensor de la diplomacia discreta que abandera su ministro de Exteriores, MiguelÁngelMoratinos,

“que es quien siempre resuelve los problemas, antes o después, como la experiencia nos dice”. El Ejecutivo admite que el asunto “no tiene una fácil solución”, pero la fórmula para intentar lograrlo será la misma que, a juicio de Zapatero, ha funcionado en tantas otras ocasiones. “Estamos haciendo mil cosas para solucionarlo, pero no deben trascender porque entonces no servirían para nada”, dicen los asesores del presidente. El primer mandato de esta estrategia, explican, es utilizar una sutil mano izquierda: “No podemos intentar poner contra las cuerdas a Marruecos, ni sacarle los colores defendiendo los derechos humanos con una pancarta. Eso sólo empeoraría las cosas, es mucho más efectiva la diplomacia discreta”.

La presidencia de la UE sí pidió ayer a Marruecos que “cumpla sus obligaciones internacionales de derechos humanos” y coopere con España para lograr “una solución positiva”. En la Moncloa sólo hay un mensaje: “Zapatero ha encargado a Moratinos las gestiones para resolver el problema. En una monarquía parlamentaria, es al Gobierno a quien corresponde dirigir y gestionar la política exterior”.

LA PRESIÓN

Washington se implica en el caso

B. N.
La Administración estadounidense se ha sumado a la presión para solucionar el caso Haidar. Con este fin, la secretaria de Estado Hillary Clinton mantuvo ayer “conversaciones” con el Gobierno marroquí, según informaron fuentes gubernamentales. La gestión se produjo a raíz de la presión de un grupo de congresistas demócratas implicados el año pasado en la concesión de un premio a la activista saharaui.