Bruselas. Al Gobierno de Marruecos no hay nada que le conmueva. Ni los 23 días en huelga de hambre que lleva Aminatu Haidar, ni los llamamientos lanzados ayer por la Unión Europea para buscar una solución “política o humanitaria” al conflicto, ni mucho menos las gestiones diplomáticas efectuadas por el Gobierno español. La respuesta de Rabat fue ayer igual de contundente que el primer día. “No podemos ceder a este chantaje”, advirtió en Bruselas el ministro de marroquí, Taieb Fassi Fihri.

La rotundidad del mensaje cobra todavía más importancia si se tiene en cuenta el marco en el que lo dijo Fassi Fihri, rodeado de los dirigentes políticos europeos y tras la reunión del Consejo de asociación entre la UE y Marruecos, uno de cuyos objetivos es impulsar y respetar los derechos humanos. Es más, el jefe de la diplomacia marroquí afirmó que Haidar se ha metido en la huelga de hambre “voluntariamente”, que “no es una defensora de los derechos humanos” y que recibe órdenes del Frente Polisario. Es más, acusó a la activista saharaui de utilizar el pasaporte marroquí, “un símbolo fuerte” en el país gobernado por el rey Mohamed VI, como “un trapo”. “Ha dicho que no es marroquí pero quería acceder a un territorio con un pasaporte marroquí. Es una incoherencia”, advirtió.

El marroquí fue todavía más lejos y retó al Gobierno español a decidir con quién quiere hacer tratos, si con un Rabat que negocia acuerdos para luchar contra la inmigración irregular o con un Marruecos que no quiere Mahgreb ni Europa. “Hace años que construimos pacientemente esta relación en un interés recíproco”, espetó. “Cuando hay inmigración es con nosotros con quien habla. Con nadie más”, concluyó Taieb Fassi.