ESPECIAL ESPAÑA - AMÉRICA / ENTREVISTA / EDUARDO LAGO

«El español crece en Estados Unidos a pasos agigantados»

El Mundo, POR CARLOS FRESNEDA, 29-11-2009

El director del Instituto Cervantes de Nueva York defiende la pujanza del castellano en EEUU en un momento de intenso cambio para la prensa y la literatura. Nueva York


Sin temor a que le tachen de «triunfalista», el escritor Eduardo Lago – autor de Llámame Brooklyn y director del Instituto Cervantes de Nueva York – certifica que el español sigue creciendo en Estados Unidos «a pasos agigantados». En su doble vertiente de periodista y profesor, Lago sostiene incluso que aquí se está fraguando «una nueva variante del español» que tarde o temprano saldrá a la búsqueda de nuevos soportes.


Pregunta. – El historiador Henry Kamen escribió en EL MUNDO que el español en EEUU es prácticamente «irrelevante»…


Respuesta. – Para mí este artículo ha sido muy útil, porque mantengo desde hace tiempo un diálogo abierto con el público norteamericano sobre el presente y futuro del español en EEUU. En una de las conferencias expuse la tesis de Kamen y la respuesta mayoritaria fue: «¿Qué sabe Kamen del español en EEUU si, para empezar, ni siquiera vive aquí?». Digo esto como botón de muestra, porque también es cierto que hay quien ve mis tesis sobre la segunda «latinización» y la expansión del español en EEUU como demasiado optimistas. Pero no me duele decir que Kamen está totalmente equivocado. Lo que dicen los hechos es que el español tiene cada vez más fuerza en este país y en clases cada vez más cultas. Se están produciendo unos niveles de recepción mucho mayores. Soy el primero que dice a los representantes oficiales que no hay que mantener posturas triunfalistas. Pero los hechos son éstos: el español avanza en EEUU a pasos agigantados y se está prestigiando cada año más… Reto a Kamen a analizar las cifras, a que vea la evolución de los latinos en el censo y me diga un solo factor en el que se haya producido un retroceso.


P. – De los 46 millones de latinos en Estados Unidos, ¿cuántos hablan realmente en español?


R. – Es cierto que las nuevas generaciones dominan más el inglés, pero también que el índice de retención del español es cada vez mayor, porque la gente no se avergüenza del idioma, que además se ha reforzado con las últimas olas migratorias, cada vez más cualificadas… Se calcula que 32 millones de latinos dominan el español en mayor o menor medida, lo cual quiere decir que muchos no lo hablan. Pero el censo es conservador, porque no cuenta a los inmigrantes ilegales, que no hablan inglés. Las cifras están obsoletas y nos superan constantemente.


P. – Kamen sostiene que tan sólo el 17% de los latinos conserva el español en la tercera generación…


R. – Esas cifras también están desfasadas. Te pongo un ejemplo: el dominicano Junot Díaz, que ganó el Pulitzer con La breve y maravillosa vida de Oscar Wao. Con siete años sólo hablaba español. Cuando lo conocí a los 27 hablaba casi exclusivamente inglés. En los 10 últimos años ha hecho un esfuerzo tremendo por recuperar su idioma y ya vuelve a ser bilingüe pasivo: lee y se expresa en español con gran fluidez. Lo mismo está pasando con mucha gente, que quiere conservar su idioma como una marca de identidad y está dispuesta a pasárselo a la próxima generación. El español, no lo olvidemos, es un arma política.


P. – Existe también la creencia de que los hispanos con cierto nivel cultural y económico prefieren leer la prensa en inglés…


R. – Eso va a cambiar y, de hecho, está cambiando ya. Hubo un intento muy interesante que fue una copia mimética de una publicación en inglés, la Primera Revista Norteamericana de Libros, y acabó en fracaso… Pero estos fracasos son pequeñas caídas de las que la gente se vuelve a levantar. Yo no veo lo que está pasando como una lucha del español contra el inglés, simplemente porque no es así, y ése es el mayor error de Kamen y de los conflictistas… Los hispanos no viven esto como una lucha. Lo que no quieren es que se pierda la lengua. Hace unos días, en el barrio latino de Washington, vi un cartel dirigido a los salvadoreños que lo dice todo: «Aprender inglés está muy bien (pero antes aprenda bien español)». Otro dato: el libro con mayor demanda en español en EEUU, según bibliotecarios y editores, es el Diccionario de la Real Academia. Hay una preocupación real por el dominio de la lengua.


P. – Perdone que insista, pero ha habido notables fracasos, como los periódicos ‘Hoy’ y ‘Rumbo’. La crisis se ha cebado de modo muy especial con los medios latinos.


R. – La crisis afecta a todos los medios por igual, latinos y no latinos. Estamos en un momento de cambio en la prensa y la literatura, en un momento histórico parecido al de la invención de la imprenta. Es una mera cuestión de soportes, pero al mismo tiempo está cambiando la esencia de lo que es ser escritor o periodista. La imprenta marcó un capítulo de 500 años en la literatura y en la prensa. Ahora entramos en otro nuevo que ha democratizado el acceso y la producción de la música, la literatura, el periodismo… Ahora mismo los libros están en peligro, los periódicos también, pero no lo están ni la literatura ni el periodismo. Las cosas se seguirán contando, sólo que de otra manera y en otros soportes.


P. – Si es así, ¿por qué no ha cuajado hasta ahora ningún intento de crear un portal de internet para toda la población de habla hispana?


R. – Estamos en un momento muy disperso, y no sabemos aún lo que tardarán o no en cristalizar las cosas. Pero el intento de EL MUNDO de llegar a toda la población de habla hispana me parece muy destacable. El español crece a pasos agigantados en EEUU y va a buscar nuevos soportes. Creo, además, que, después de este boom inicial, internet se va a democratizar y el inglés va a dejar espacio a las lenguas locales. El español ocupará el puesto que le corresponde, que es estar entre las tres lenguas más difundidas en el mundo.


P. – Usted sostiene que en EEUU se está fraguando un nuevo español. ¿Cómo sonará esa lengua?


R. – De todas las tesis que llevo exponiendo estos años, ésa es quizás la más audaz y la que más respuesta provoca. Y no me refiero al spanglish, que no es una lengua, sino a una variante propia, fruto de todas las variantes que aquí se dan la mano.

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