Madrid

El Congreso de los Diputados aprobó ayer una nueva Ley de Extranjería que fue votada en contra por la mayor parte de los grupos parlamentarios, aunque sin votos suficientes para que no prosperara, y que criticó la práctica totalidad de las organizaciones no gubernamentales y colectivos que trabajan con los inmigrantes .

Uno de los aspectos más criticados de la ley es que amplía de 40 a 60 días el tiempo que un inmigrante sin documentación puede estar retenido en un centro antes de ser devuelto a su país. También se critica que no se permita el reagrupamiento en España de los familiares.

El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, afirmó que esta reforma corrije los errores de la ley actual y «amplía» derechos de los inmigrantes , pero la mayoría de los grupos discreparon abiertamente de esa afirmación.

Es la cuarta reforma de Ley de Extranjería aprobada en los últimos años, en la que se incorporan las normas de la Unión Europea y resoluciones del Tribunal Constitucional. Los partidos y las organizaciones sociales reconocen que tiene aspectos positivos, pero critican otros muchos.

Rafael Hernando (PP) dijo que esta «reforma chapucera» no resolverá los problemas de los inmigrantes que llegan, no frenará la inmigración clandestina y tampoco servirá para expulsar a quien venga para delinquir y no para trabajar.

Desde el PSOE, Óscar Seco Revilla afirmó que el PP practica una «retórica xenófoba» y lamentó que IU – ICV no apoye la ley por miedo a «aproximarse a un partido de Gobierno».

Tras aceptar algunas enmiendas del Senado, la ley fue aprobada por 180 votos a favor (del PSOE, CiU y Coalición Canaria), 163 en contra (IU – ICV, ERC, PNV, UPyD y Nafarroa Bai) y la abstención del Bloque Nacionalista Galego.