«Welcome», alma de clandestino
La Razón, 23-11-2009La notable película de Phillipe Lioret contrasta con la irregular «Humpday» y su inverosímil argumento
«Welcome», de Philippe Lioret, cuenta la historia de uno de los miles de inmigrantes que arriban al puerto de Calais con la esperanza de alcanzar Inglaterra. treinta y dos kilómetros de aguas frías y corrientes tremendas separan ambos países, pero, en días claros, desde Francia se ven las rocas blancas de Dover. El sueño de Bilal, iraquí de 17 años, es llegar a Londres, donde vive la chica de la que está enamorado. Quiere cruzar y decide hacerlo a nado, así que empieza a entrenar en una piscina municipal donde conoce a Simon, un entrenador en proceso de divorcio.
En su relación, trabada con minuciosidad, se describe el miedo y la represión que sufren los clandestinos y las represalias a los franceses que les ayudan de buena fe. Todo se entrecruza con talento: sentimientos como el amor imposible o aquel del que hay que huir porque te puede destruir, la solidaridad y el racismo. Todo narrado con sencillez y un Vincent Lindon magnífico. Es de esos actores cuya fuerza radica en la presencia física: aunque hable poco, convence.
En cambio, «Humpday», de Lynn Shelton, es de esas películas independientes construidas con planos cortos, típico recurso facilón: todo consiste en que haya diálogos aparentemente brillantes. Y los tiene por momentos pero, también, un desastroso argumento. Dos amigos, uno casado y otro aventurero, se reencuentran en una noche de borrachera y deciden hacer una película porno sobre dos heterosexuales comportándose como homosexuales. Dos lesbianas entusiasmadas dicen que ganarían un premio en un festival porno. Esa estupidez, irreal y fuera de toda lógica, es la gracia de la película. Me parece bien que escriban, dirijan y produzcan, aunque creo que no merece la pena perder el tiempo viéndola.
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