La libertad de los 'manteros', en manos de la SGAE

El Mundo, PEDRO SIMÓN / ANTONIO LUCAS, 23-11-2009

Jueces y artistas piden a las entidades de derechos de autor que renuncien a las indemnizaciones que les adeudan Madrid


Hicieron piña con los vendedores presos, pusieron a caldo la ley, le dieron duro al candado de la cárcel y ahora le mandan palomas mensajeras al enemigo, a ver si entra en razón y retira el cazo.


La plataforma Ni un mantero en prisión – integrada por jueces y artistas – ha dado el penúltimo paso de su campaña en pos de la despenalización del top – manta: pedirle por escrito a la SGAE y compañía que renuncien al botín y aflojar así el cepo.


Desde principio de mes lleva recaudando dinero la plataforma para pagar las multas que les impusieron y liberarlos. Sucede que los vendedores de cedés pirata que terminan su pena de cárcel deben pagar unos meses más de prisión porque no pueden abonar la sanción económica añadida. Allí iba la plataforma a comprar la libertad, hasta que se ha dado de bruces con la letra pequeña.


Según el artículo 126 de Código Penal, a la hora de pagar una multa de este tipo hay que saldar antes la indemnización a que tiene derecho la parte supuestamente afectada. O lo que es lo mismo, cumplir con las entidades de gestión de los derechos de autor pasando por caja.


Le ha ocurrido a Abdou A. – mantero y senegalés – , que cumple condena en Aranjuez por vender en las aceras. La sanción supone 500 euros; la indemnización, 810. Los que piden justicia en la causa, la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA).


A ellos, la plataforma les mandó el jueves un burofax que termina así: «Por motivos humanitarios les pedimos que, en estos casos concretos [los que aún están en prisión a causa de su insolvencia], renuncien al abono de las indemnizaciones que legalmente les corresponde, para que estas personas, mayoritariamente negros africanos subsaharianos, puedan quedar libres».


Hasta la fecha, la plataforma (www.manteros.aldeasocial.org) ha recaudado unos 6.000 euros. Después de Abdou A. ya hay en la lista un mantero preso en Zaragoza, otro en Topas, otro en Aranjuez… En breve, las peticiones de clemencia irán llegando a la omnipresente Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) o a la Asociación de Distribuidores e Importadores Videográficos de Ámbito Nacional (ADIVAN), entre otras. Para que se vayan retratando ante el belén: 118 manteros entre rejas a día de hoy; medio millar en los últimos tres años.


Uno de los que se han rascado el bolsillo para pagar la liberación de los encarcelados es Andrés Martínez Arrieta, magistrado del Tribunal Supremo, que un buen día le dio al cerdito con la maza de juez y puso de su parte. Porque aquello le parecía «radicalmente injusto».


«Somos muchos los jueces que estamos pagando para que salgan. Cualquiera lo haría. No hay derecho a que estén encarceladas unas personas que sólo buscan sobrevivir», opina. «No creo que la SGAE y el resto de entidades puedan asumir que un mantero vaya a prisión por no renunciar a un puñado de euros. No creo que pudieran asumir esta vergüenza… Es curioso, los mismos que han promovido la cultura, ahora llevan una deriva punitivista».


Josep Antoni Rodríguez es magistrado del Juzgado de lo Penal número 21 de Barcelona. En su área, los togados han asumido como propia la doctrina dictada por la Audiencia de Barcelona, que dice que no se pueden cuantificar estas indemnizaciones porque «ninguna prueba acredita la venta de los objetos».


«En nuestros escritos afirmamos que no se ha acreditado el perjuicio causado, esto es, lo que supuestamente habría dejado de ganar la SGAE, con lo que no ponemos ninguna indemnización para las entidades de gestión de los derechos de autor», comenta. «El motivo es que no se puede acreditar que hayan vendido nada. El mantero está mostrando, pero no se puede acreditar el daño».


Los artistas siguen moviendo firmas y pasando la hucha, y ya hay decenas de ellos que le han dado al play del activismo de la cosa.


Habla Joaquín Sabina, al que le sale el vinagre cuando le mentan de qué va el asunto. «Me gusta la inmigración. Y me gusta de verdad», dice. «Me parece un disparate que se esté encarcelando a los parias que venden discos pirata. Difícilmente puedo pensar que si yo fuera un chavalín sin oficio ni beneficio no haría también eso, o descargarme cosas de internet. Es más, no verás mi firma en algo que pueda perjudicar a los últimos de la fila. Todos sabemos que los más piratas son los de las multinacionales del disco. Ellos inventaron la piratería».


La pasada semana, la plataforma Ni un mantero en prisión trató de sacar de una cárcel de Valencia a un vendedor que seguía preso por 600 euros. Era tarde. Ya lo habían metido en un avión rumbo a su país.


Otros esperan. ¿Quién tiene las llaves de la celda de Abdou A.?

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