Anna Lo, la diputada china de Belfast
El Correo, , 22-11-2009Aunque nació en Hong Kong, Anna Lo aprendió cocina china leyendo libros de recetas en Belfast. Había llegado a la ciudad norirlandesa por culpa de un hombre, su futuro marido, a quien conoció en su ciudad natal y después en Londres. Era 1974 cuando aterrizó en un lugar que ignoraba y que tenía muy mala prensa.
«En Londres leía en los periódicos ‘Huelga en Ulster’», recuerda ahora, en su despacho de parlamentaria en la Asamblea autonómica. «Era la huelga unionista contra los acuerdos políticos de Sunningdale. El centro de la ciudad estaba sellado por vallas metálicas, donde pasabas un control de seguridad y en ocasiones te registraban».
El IRA solía atacar con bombas la vida comercial de la ciudad. En el centro no había lugares para el entretenimiento ni restaurantes. Se despoblaba por la noche. Preguntó a una compañera a dónde iban con sus amigos y le respondió que sólo celebraban nacimientos o bodas en restaurantes.
«Yo venía de una vida vibrante en Hong Kong y Londres y me dije: ‘¡Dios mío!’ Pero la gente era muy afectuosa, me recibieron con los brazos abiertos. En aquel tiempo éramos muy pocas personas de minorías étnicas y veníamos por una relación con alguien. La gente te invitaba a sus casas y yo tenía que corresponder».
Había crecido en una familia convencional en Hong Kong. Su padre, contable, su madre, su abuela y sus tres hermanos vivían en un piso pequeño. La consecuencia es evidente: «Mi madre y mi abuela eran las emperadoras de la cocina, allí no entraban más que ellas. Así que tuve que aprender cocina china con libros comprados en Belfast».
Lo es jovial, ríe con ganas durante la conversación. Su cordialidad y su buen humor han sobrevivido a graves retos. Durante su campaña electoral, en 2007, los insultos y las amenazas llegaron a tal extremo que la Policía le pidió que llevase en todo momento una alarma electrónica por si sufría un ataque.
Un trabajo meticuloso
Pero la candidata del partido Alianza quedó tercera en la circunscripción de Belfast Sur y su trabajo meticuloso en los comités de la Asamblea le ha valido hace unos días para que la edición irlandesa de la revista ‘Tatler’ le haya nombrado mujer del año en Irlanda del Norte.
Ha sido un largo camino. Encontró trabajo como secretaria del director de un periódico para agricultores – «¡Era una chica de ciudad y hablaban de diferentes tipos de patatas!» – y se infectó pronto del virus local. Su madre le pidió un día que en sus cartas a la familia hablase de su marido, sus amigos y su vida… Y no de política.
«Al principio sentía simpatía por los católicos, por un sentimiento de justicia, aunque entendía a los unionistas, su derecho a estar aquí y a defender su cultura. No la sentía por el IRA, porque mi familia es taoísta, y el budismo es muy fuerte contra la violencia, pero sí por el SDLP», recuerda.
A pesar de pertenecer a un pequeño partido que aspira a representar a las dos comunidades norirlandesas – la formación que representa el futuro, dice Lo – , su simpatía por el SDLP de John Hume o por el nacionalismo irlandés pacífico no parece haber disminuido; dice estar convencida de que la unidad llegará. Que llegará por consenso y que espera verla a lo largo de su vida.
Pero no son sus posiciones sobre la política de nacionalistas y unionistas lo que ha sentado a Lo en la Asamblea autonómica sino su trabajo como organizadora de grupos de presión. Participó en la ONG que promovió la inclusión de Irlanda del Norte en la Ley de Relaciones Raciales que afectaba al resto de Reino Unido, pero no a la provincia.
Aquella campaña logró su objetivo al cabo de diez años y Lo ha sido también portavoz de la asociación de la comunidad china, consiguiendo la creación de un centro residencial para los ancianos de un grupo que suma unas diez mil personas en Irlanda del Norte, la minoría más numerosa hasta la llegada de polacos en los últimos años.
Lo es testigo privilegiada de la transición entre aquel tiempo de su aterrizaje, cuando los anfitriones mostraban curiosidad por su singular presencia, y los ataques racistas de hoy. «En nuestra sociedad hay mucho sectarismo y ahora que el religioso ha perdido el sentido se producen ataques racistas», dice. «Los sociólogos afirman que el sectarismo y el racismo son muy similares».
Sociedad dividida
Esta mujer que ha encontrado su vocación política y quiere dedicarse a ella afirma que el Ejecutivo compartido creado como consecuencia del proceso de paz es algo bueno, pero que la comunidad permanece dividida y que los cargos públicos suelen ir por detrás de la sociedad.
Ofrece ejemplos. Las escuelas para católicos y protestantes reciben el doble de solicitudes de las que pueden atender, pero no hay liderazgo político para crear más. El Ejecutivo, formado por los unionistas y nacionalistas más radicales, bloquea las cuestiones difíciles, como el plan para combatir el sectarismo.
Comprometida con el cambio en Irlanda del Norte, Anna Lo es una mujer excepcional, la única diputada china en un parlamento europeo. Pekín le felicitó con una nota al ser elegida. «Fui su heroína hasta que comencé a criticarles», dice. E irrumpe de nuevo la risa alegre y la inmediata concentración para explicar que una persona en su posición debe hablar de la libertad cuando no existe para otros.
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