Tan lejos de casa
El Correo, , 22-11-2009En este caso, no se trata de dos personas situadas en las antípodas, sino nacidas en ellas. En geografía, el concepto de ‘antípoda’ hace referencia a dos puntos de la Tierra que están diametralmente opuestos. El 70% del planeta está cubierto de agua, de modo que las posibilidades de que las antípodas caigan en tierra firme se reducen a una tercera parte. China es tan extensa que se pueden conservar los pies secos en su punto geográficamente contrario, Argentina. De Buenos Aires a Shangai hay 19.678 kilómetros. La distancia se acortaría si se pudiera atajar atravesando por el centro de la Tierra. Desde el País Vasco a cualquiera de esos dos destinos viene a haber unos 10.000 kilómetros. Romina Sostegno los hizo desde La Boca, un barrio de Buenos Aires, capital de Argentina; Fang Xiao desde Jinhua, en el sureste de China. A ambas el amor las ha anclado a esta tierra.
Como en ocasiones anteriores, se traen sus tesoros para la sesión fotográfica: Romina, una barra de labios y un espejito de bolso – «pareceré frívola, pero el espejo fue antes de mi madre. Tiene una especial importancia entre las mujeres de la familia» – ; Fang Xiao elige un cuaderno de caligrafía. Sobre él señala la grafía de conceptos como ‘país’, ‘belleza’, ‘viento’, ‘primavera’.
- ¿Fang es nombre?
- Fang Xiao: No, apellido.
- Y en confianza, ¿cómo la llaman?
- Fang Xiao: Fang Xiao.
- ¿Tiene más apellidos?
- Fang Xiao: No. Es así en China, un único apellido.
- Romina Sostegno: ¿Por qué primero el apellido?
- Fang Xiao: En China es así, es el apellido del padre. Los chinos aquí a veces se ponen nombres como los vuestros, pero a mí me gusta mi nombre original. Si alguien me llama de otra forma me suena raro. No es mi nombre.
- ¿Por qué salieron de sus países?
- Romina: Yo quería recorrer Europa con la mochila durante 6 meses. En Argentina se trabaja y estudia a la par, o sea que eran mis primeras vacaciones en muchos años. Tengo pasaporte italiano por mis abuelos, y me vine a Europa. Después, quería hacer Gestión Cultural y ya en Argentina había averiguado que había un máster en Deusto, en Bilbao. De Bilbao solo sabía del Guggenheim y el euskera.
- ¿Y del Athletic no?
- Romina: No. Me vine a Bilbao a cursar ese máster.
- ¿Luego llegó el amor?
- Romina: Sí, cuando me estaba preguntando qué hacía yo aquí, dónde estaba él… Estaba aquí y apareció. Suelo preguntarle por qué no fue a Argentina, tuve que venir yo. Eso me retiene.
- Fang Xiao: Yo salí de China por mi marido, Eduardo. La universidad en la que yo estaba tenía acuerdos con una universidad de Canadá, en la que trabaja el hermano de Eduardo. Una vez, vinieron a Pekín a un congreso, Eduardo acompañando a su hermano, y nos conocimos en una cena. Después, yo viajé a Canadá, y él vino a buscarme al aeropuerto, pero yo había perdido el avión y no pudo recogerme. Al día siguiente, nos encontramos en un supermercado. Él me acompañó a mi apartamento y su hermano vivía justo debajo de mi piso. De eso hace 9 ó 10 años.
- ¿Se casaron en China?
- Fang Xiao: Sí, y vinimos en noviembre de 2001.
- ¿Qué les sorprendió de esta tierra?
- Romina: Va a parecer que soy de 1920: Me sorprendió que las mujeres fumasen tanto en los bares.
- ¿En Argentina las mujeres no fuman o no fuman en público?
- Romina: Sí, pero no tanto. Tampoco hay tantos bares como aquí. Allí hay más gimnasios que bares y nos podemos pasar 45 minutos con el cortado y el periódico al lado de la ventana.
- Fang Xiao: A mí me pareció todo tan pequeñito, tan chiquitín, las calles tan estrechas.
- ¿Qué les gustó más?
- Romina: La seguridad en la calle, el orden público.
- Fang Xiao: A mí, el clima. En Shangai hace mucho calor y es húmedo. Son parecidos pero aquí refresca por la noche. Yo no conocía mucho de Bilbao: ETA.
- Romina: Ajá, yo lo he obviado.
- ¿Deliberadamente?
- Romina: No lo sé. Tengo que analizarlo: tengo ya tan asimilado que está, o que no está, no lo sé, que no fue lo principal. Antes de venir también sabía de la existencia de ETA.
- Fang Xiao: En China hay mucha gente a la que le gusta el fútbol, yo sí sabía del Athletic.
- ¿Qué dijeron sus familias cuando anunciaron que se venían a España?
- Fang Xiao: Había muchas opiniones: que era muy lejos, que es un lugar desconocido… Pero como ya tenía familia aquí, porque ya me había casado, pudo ser un poco más relajado. Al principio, como era un sitio desconocido, tenían muchas preocupaciones. Incluso tendrán ahora, pero es normal, por tener a una hija tan lejos y a la que no pueden ayudar.
- Romina, ¿se ha emocionado?
- Romina: Sí, porque el día que llamé, me decían ‘sí, sí, te tienes que quedar’, pero después me contó mi madre que fue contra su voluntad, que a sí misma se decía ‘hija, vuelve, hija’. Yo no pensaba quedarme, pero la vida te va llevando.
- Fang Xiao: Yo cuando estaba en la universidad, con amigos, les decía ‘nunca podría casarme con un extranjero’. Y estoy aquí, con mis hijos.
La familia y el sol
- ¿Cuántas veces han vuelto a casa?
- Fang Xiao: Tres o cuatro.
- Romina: Yo procuro volver una vez al año. En una ocasión, lo dejé pasar y ya pensé que no debe ser, que debo volver todos los años, aunque solo sean 15 días.
- Les he preguntado por volver a casa y las dos han pensado en su país de origen. ¿Dónde está su casa?
- Romina: Yo he inferido que se refería a Argentina, pero ahora que veo la intención, las dos son mi casa.
- Fang Xiao: Sí, las dos.
- ¿Sus familias han venido?
- Fang Xiao: Sí, mis padres una vez.
- Romina: Mis aitas ya conocían Europa, y vinieron en 2007, 2008 no, en 2009. Volverán en 2010, porque mi hermana ha tenido un hijo y hay que estar.
- ¿Qué echan de menos?
- Romina: La familia. Y el sol, que allí es permanente. Te vas adaptando y está todo tan globalizado que los sentimientos es lo único que no se puede encontrar.
- Fang Xiao: Yo, el ambiente familiar de contacto: mis hermanas, la relación con los amigos. Tengo amigos aquí, pero la relación es diferente. Los de allí son los amigos de verdad.
- Romina: Me pasa lo mismo.
- Fang Xiao: Aquí tenemos amigos pero son nuevos.
- Romina: En mi caso es parecido, pero me he hecho un entorno social, y es una fortaleza para poder seguir.
- ¿Qué fue lo más difícil?
- Fang Xiao: Idioma.
- Romina: Pero hablas muy bien.
- Fang Xiao: Pero… No puedes vivir como quieres. Ahora estoy traduciendo mi tesis, pero aquí no puedo trabajar en lo que quiero. Hay muchos inmigrantes que no pueden trabajar en lo que han estudiado, a pesar de que han convalidado sus titulaciones.
- Romina: Yo he tenido mucha suerte. Puedo trabajar en castellano.
l.m.odriozola@diario – elcorreo.com
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