Congreso de Eusko Ikaskuntza
«La globalización permite una razonable calidad de vida para todos»
Javier de Lucas, director del Colegio de España en París, defiende la presión social para cambiar el injusto orden mundial
El Correo, , 20-11-2009Javier de Lucas recurre a la novela ‘Rebelión en la granja’ de George Orwell para explicar las consecuencias de la globalización. Se refiere al pasaje en el que el cerdo Napoleón dice que todos los animales son iguales, pero eso sí, unos más que otros, y señala que esa es su principal repercusión social. «Favorece la equiparación a unos, pero incrementa la discriminación con otros, principalmente con los más desfavorecidos, los inmigrantes y los refugiados». El director del Colegio de España en París presentó ayer la ponencia plenaria en torno a este fenómeno, uno de los ejes del XVII Congreso de Eusko Ikaskuntza – Sociedad de Estudios Vascos en torno a la innovación aplicada al progreso social sostenible y que hoy se clausura en Vitoria. «Pero nos ofrece una oportunidad excepcional de conseguir una razonable calidad de vida para todos».
El proceso de mundialización se encuentra íntimamente vinculado a la creación de un mercado planetario impulsado por el acceso general a las nuevas tecnologías. «Esa facultad se contrapone a la imposibilidad jurídico política, es decir, a que todos los individuos accedan a sus derechos», puntualiza y explica que todos los habitantes, tanto del Norte como el Sur, han de beneficiarse de las ventajas que ofrecen los nuevos medios para dotar tanto de información como de formación a los hasta ahora marginados.
A juicio de Lucas, la clave para conseguir el desarrollo de todos se halla en la existencia de una conciencia común. «La única esperanza de lograrlo radica en la presión social porque los grandes beneficiarios del proceso se oponen a esas demandas». Cita como ejemplo la ley de Sanidad defendida por el presidente Obama, que, a pesar de su evidente respaldo popular, ha sido duramente criticada por las empresas farmacéuticas y de seguros. «No se volverán altruistas aquellos que buscan la desregularización del comercio para ganar aún más».
Este doctor en Derecho tampoco cree que la actual crisis pueda impedir esta apuesta solidaria. «Es cierto que para algunos tiene la lectura del sálvese quien pueda, pero incluso alguien tan fuera de sospecha como Hillary Clinton ha asegurado que no podemos desaprovechar la ocasión que genera este nuevo marco para dar lugar a cambios esenciales». Defiende la respuesta al reto. «No nos vale lo que tenemos, aunque los gobernantes no se comprometan en la transformación y hagan declaraciones tan cínicas como la de Sarkozy hablando de refundar el capitalismo y no de transformar el modelo».
Cambio climático
Los obstáculos para esa revolución son diversos y algunos llegan desde Extremo Oriente. China, la gran potencia emergente, se ha sumado a la globalización capitalista, pero no ha asumido la corriente predominante que exige participación popular y democracia. Ante las posibilidades mercantiles que ofrece, todos los dirigentes olvidan sus reproches, lamenta el conferenciante. El país asiático es la prueba de que la fórmula defendida por los capitalistas ortodoxos no funciona. «Ellos dicen que la implantación del liberalismo económico propicia el político, pero no es así y hemos de trabajar por otro modelo».
Aunque los buenos propósitos están pavimentados por inconvenientes como la previsible alianza entre Washington y Pekín contra cualquier planteamiento radical en la próxima cumbre del cambio climático en Copenhague. «Hay fracasos, pero también avances esperanzadores como los producidos en África, hasta hace poco considerado un sumidero donde confluía el avance del sida, la injusticia absoluta y la mortalidad infantil, entre otras lacras».
El jurista no se considera un ingenuo. «No digo que sea una alternativa, pero si el cambio tiene que venir de algún lado ha de ser de la ciudadanía, porque las autoridades han pensado otras reglas de juego». De Lucas recuerda que las redes sociales creadas por las ONG no cuentan más de diez años. «La revolución que necesitamos no llegará de hoy para mañana, es evidente».
Aunque el impacto de esas nuevas corrientes es mínimo, recalca la importancia al nivel micro de sus actividades. Destaca la labor llevada a cabo en el País Vasco en su toma de conciencia, el trabajo en el ámbito de los servicios sociales o el incremento del voluntariado, aunque sea imperceptible para las viejas escalas políticas. «Va a acabar transformando la lógica del espacio público a medio plazo». De Lucas no cree que este nuevo escenario suponga el fin de la ideología neocon, la que proponía al mercado sin ataduras como mecanismo capaz de impulsar un nuevo orden. «Es precipitado hablar de la defunción de pensamientos que son constantes históricas», avanza, y señala el entierro del nacionalismo y del Estado como otras muertes anunciadas que no han llegado. «Los apologetas de Bush ya no tienen crédito, pero su discurso permanece. No podemos pensar, de ninguna manera, que ha caducado».
(Puede haber caducado)