JUAN ANTONIO CASANOVA – Barcelona

PROMESAS DEL GOBIERNO El primer ministro Borut Pahor promete limpiar las botas a los eslovenos si eliminan a Rusia

TENSIÓN EN PARÍS Unos 25.000 aficionados irlandeses asistirán al choque con Francia, enrarecido tras la ida
El no va más. Ahora sí. Las seis últimas plazas para el Mundial de fútbol del año próximo tendrán hoy dueño, cuando concluyan los cuatro partidos de vuelta de la repesca europea, el de la americana y el desempate africano Egipto-Argelia. Son seis choques de alto voltaje, que al menos en la mitad de los casos hacen pensar que habrá incidentes. Los hubo ya el sábado y se han repetido en estos últimos días.

Sudán – que por cierto es cuarto en la lista mundial, presentada ayer, de países con mayor percepción de corrupción, lo que no genera precisamente tranquilidad-ha destinado 15.000 policías, casi uno por cada dos espectadores (la capacidad se ha reducido de 41.000 a 35.000), al estadio de Omdurmán, en el que Egipto y Argelia librarán lo que cabe temer que será sólo una pequeña parte de una batalla que comenzó el sábado en El Cairo, siguió el lunes en Argel con el saqueo de una agencia de Egypt Air y ha tensado al límite las relaciones entre los dos países, con acusaciones mutuas en la prensa, convocatorias a los embajadores y protestas oficiales.

Tantos temores dejan muy en segundo plano el análisis puramente futbolístico a distancia, quizá porque es imposible el pronóstico entre dos selecciones que igualaron a todo en el grupo.

“Esperamos 48 aviones de Argelia y 18 de Egipto”, anuncia el gobernador del estado de Jartum, donde trabajan millares de egipcios que se sumarán a los dos mil que hacen el viaje en autocar. La mayoría de los hinchas van gratis y con lo puesto, pagados por las autoridades de ambos países. En los extremos del estadio se ha marcado una zona de nueve mil plazas para cada afición, pero ¿qué sucederá en la calle? ¿Y en las de Francia, con tantos inmigrantes de ambos países?

Una Francia que también se juega hoy su presencia en Sudáfrica – con la ventaja del 0-1 de la ida y uno de los sevillistas,

Escudé o Squillaci, en lugar del barcelonista Abidal, lesionado-en un ambiente enrarecido, pero en este caso únicamente entre los jugadores después de los enfrentamientos verbales al final del partido de ida en Dublín, con el seleccionador local, Giovanni Trapattoni, y alguno de sus pupilos acusando a Lass Diarra de “insultar al pueblo irlandés”, a lo que el madridista replicó: e “Si me buscan, me encontrarán”.

Otro motivo de preocupación: 25.000 entradas, un tercio del aforo, son para hinchas irlandeses. El resto hará una tregua en sus habituales protestas al equipo del criticado Raymond Domenech, que sigue relegando al banquillo al madridista Benzema.

“Ya demostramos en Serbia que no tenemos ningún problema con la presión”, dice el barcelonista Henry, autor del 1-1 en aquel duelo decisivo en el grupo.

Rusia viaja a Eslovenia con escasa ventaja: un 2-1, que fue, por corto, el resultado más sorprendente del sábado. Y Grecia, cuyos jugadores aterrizaron en Donetsk con unas aparatosas máscaras quirúrgicas para no contagiarse de la epidemia de gripe, llega a Ucrania sin ninguna (0-0).

Para remontar, los eslovenos, a quienes el primer ministro Borut Pahor prometió que les limpiaría las botas si lo conseguían, confían en su campo talismán de Maribor – sólo diez mil espectadores y hierba natural frente a la artificial del Luzhniki moscovita-,en el que en los cinco encuentros del grupo únicamente cedieron un empate. Pero Guus Hiddink, el seleccionador visitante, no se asusta: “Iría en contra del espíritu ruso jugar a la defensiva”.

El duelo americano es en teoría el más claro de todos. Uruguay debe refrendar su prevista superioridad sobre Costa Rica, plasmada ya en el 0-1 de la ida.