«Antes ponía velo. Algunos llegaron a gritarme mora. Estaba incómoda y acabé quitándolo»
La Voz de Galicia, 15-11-2009En la ciudad de Alhucemas las parejas no se besan en la calle, en público. La primera vez que la bereber Shalia pisó A Coruña vio a una hacerlo. Le sorprendió. Todavía hoy, un año y cuatro meses después de aquel día, parece ruborizarse cuando lo recuerda. «Allí el chico y la chica están juntos, pero no hacen eso por la calle», cuenta. Es algo que le choca, pero no le molesta. Camina entre varias aguas. Mantener la costumbre de su pueblo, respetar lo que marca la religión y adaptarse a la vida aquí. Ahora está mucho mejor, pero no fue fácil.
«Cuando llegué, el primer día venía con velo. La gente te miraba, te miraba. Hasta llegaron a gritarme mora por la calle. Era una extraña, no me sentía bien. Estaba incómoda. Puede que, un poco por eso, acabé quitándolo», comenta. Ahora no lleva velo en Galicia. A sus 36 años, tampoco lo hace cuando va a Marruecos. «O lo llevas, o no lo llevas. Pero cuando tenga un marido voy a ponerlo otra vez. Aunque no lo haré porque me obligue, es porque tengo ganas de hacerlo. Eso de que el marido te obliga es un tópico. Es cada uno, que quiere o no. Ni marido, ni nada. Es el Corán».
Trabajo
Vino a A Coruña a buscar empleo porque era la ciudad en la que viven sus hermanos. Empezó a trabajar como interna con una familia y los domingos quedaba con otras chicas musulmanas para pasear y hablar. «Trabajábamos todas internas, entonces nos dedicábamos a pasear y pasear por la ciudad. No bebemos alcohol, no salimos por la noche. Bueno, hasta las doce, como muy tarde». Hace poco cambió de régimen laboral. Trabaja en el servicio doméstico, pero externa. «Es mucho mejor porque estamos varias amigas juntas. Tenemos adonde ir el domingo. Podemos preparar comida o quedar en el sofá cuando llueve», apunta.
Hasta ahora únicamente tiene una amiga gallega. El resto son todas de su país. Amigos no tiene. Tampoco, cuando contraiga matrimonio. «Ahora no tengo amigos hombres, cómo los voy a tener cuando tenga un esposo. Las mujeres no tenemos que ir con otros hombres por la calle cuando tienes marido. Eso no está bien visto», comenta. Es la costumbre de su pueblo.
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