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El Gobierno somalí considera que el secuestro todavía durará otras tres semanas

Bilbao. Un adolescente de 17 años se cayó ayer de los bajos de un camión en el peaje de Iurreta de la A8. Las fuerzas le abandonaron. El conductor explicó que había salido de Irlanda hace tres días y que se dirigía a Bilbao para realizar una entrega, mientras que el menor relató a los sanitarios de la DYA que le atendieron que llevaba tres días viajando sin comer ni beber. A pesar de la dureza de la travesía, presentaba una leve hipotermia, que corrigieron con suero caliente y mantas.

Desde SOS Racismo no recuerdan un caso de migración a la inversa; de norte a sur. El chaval, de origen marroquí, tampoco pudo facilitar más detalles, dado que los sanitarios, los policías, el camionero y el menor no hablaban un idioma común con el que poder entenderse.

Como las fechas de salida del conductor y del polizón coinciden, los presentes concluyeron que el menor había acompañado al camionero desde su partida en Irlanda, donde la compañía internacional para la que trabaja tiene su sede en el condado de Wexford, al noroeste de la isla.

“Este joven es un claro ejemplo de la resistencia humana. Sus pulsaciones eran de 88 por minuto, como las de una persona que se encuentra andando por la calle. Jamás habíamos atendido un caso así en los casi 44 años de historia de la DYA”, indicó el presidente de la Asociación de Ayuda en Carretera, el doctor Juan Antonio Usparitza.

A pesar de que el adolescente se encontraba en unas condiciones “aceptables, como si hubiera recorrido apenas unos kilómetros”, los sanitarios de la DYA le trasladaron al hospital de Galdakao para que pasara por un reconocimiento médico integral.

Al lugar de la caída, que se produjo alrededor de las 9.45 horas, acudieron también una ambulancia medicalizada, una patrulla de la Guardia Civil y otra de la Ertzain – tza, que custodió la ambulancia hasta el hospital al tratarse de un menor de edad. La Diputación de Bizkaia deberá hacerse cargo ahora del adolescente.

El miembro de SOS Racismo Peio Aierbe, que por su trabajo en la ONG está en contacto con menores inmigrantes , indica que “es cierto que en la memoria colectiva de estos chavales viajar en los bajos de un camión es una opción”. “Saben que algunos no lo consiguen, pero a otros les funciona, y lo intentan. No obstante, que viajen de norte a sur de esta manera resulta extraño. Normalmente, en estos casos lo hacen como polizones en barcos. El puerto de Rotterdam es un destino muy frecuente”.

Sobre casos de inmigrantes llegados a Euskadi, Aierbe recuerda a dos chavales que llegaron escondidos en un autobús. “Hace cuatro años, un coro de Tolosa fue de viaje a Marruecos y al regresar aparecieron los dos jóvenes. Afortunadamente, la historia tiene un final feliz: los miembros del coro decidieron acoger a los chavales y hoy siguen viviendo en Tolosa, completamente integrados”. Desgraciadamente, este no suele ser el desenlace que encuentran la mayoría de menores, recuerda Aierbe.