Asesinada a tiros una mujer gitana en presencia de dos de sus hijos
La Razón, 08-11-2009Uno de los hijos de la víctima está herido de gravedad, y el otro asegura que conocía a los agresores.
MADRID – Iban en una Ford Tourneo blanca y salían del garaje número 13 de la carretera de Villaverde a Vallecas. Eran las cinco de la tarde y en el interior iban tres individuos de etnia gitana, todos con antecedentes policiales. Un coche les impedía el acceso a la vía por lo que se detuvieron y en ese momento salieron tres personas de otro vehículo que estaba aparcado justo al lado, según testigos presenciales. Era un BMW azul oscuro con matrícula de Pontevedra, al parecer, robado. No dudaron en ponerse frente a la furgoneta y disparar a bocajarro a la luna delantera para, acto seguido, escapar huyendo en otro vehículo. Fueron cinco tiros.
Conducía Daniel B.R.,de 24 años, que recibió dos disparos en la cara y en el brazo y fue trasladado con pronóstico muy grave al Hospital 12 de Octubre, según Emergencias Madrid. En el asiento del copiloto iba su madre, Yolanda R.R., que corrió peor suerte: recibió tres impactos de bala, en la cabeza (uno) y en el pecho (dos), que la mataron en el acto. Tenía 42 años. En el asiento de atrás iba Jon B.R., de 23 años, también hijo de la fallecida. Jon resultó ileso y tuvo que ser atendido por psicólogos del Samur.
«¡Era mi madre!», gritaba Jon con rabia cuando los operarios de la funeraria se llevaban el cadáver de su progenitora. Estaba rodeado de gran parte de la familia, que fue llegando al lugar del suceso hasta pasadas las ocho de la tarde. Los familiares, aparentemente muy nerviosos, incluso llegaron a increpar a un periodista que intentaba grabar la furgoneta con el cadáver de Yolanda aún dentro.
El fuerte cordón policial estaba cercado por decenas de curiosos y vecinos de la zona que decían conocer a la familia.
«Parece que era un ajuste de cuentas», elucubraba un hombre mayor, quien contaba que en la zona había un edificio donde hace 15 años realojaron a muchas familias de etnia gitana. «En el barrio dan problemas, pero sin importancia. Suelen dejar las furgonetas atascando el paso para los Bomberos y cosas así», contaba una señora cuyo hijo de 14 años fue testigo de lo ocurrido y estaba «muerto de miedo». «Dice que iban con una metralleta», explicaba la mujer.
Al parecer, el hombre que resultó ileso reconoció a los asesinos de su madre y, según algunos testigos, contó que podrían vivir en Villa del Prado, una pequeña localidad al oeste de la Comunidad que limita con Toledo.
El Grupo V de Homicidios de la Policía judicial, que se desplazó al lugar de los hechos, está al cargo de la investigación.
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