Madrid

Ayer la reunión fue con el primer ministro de Malta, Lawrence Gozni; hoy le toca el turno al primer ministro de Finlandia, Matti Vanhanen, y el próximo lunes la cita será en Gdansk con el primer ministro polaco. Después, Zapatero tiene previsto viajar a Holanda y Luxemburgo y así hasta completar una ronda de contactos con los líderes de los 27 países de la UE antes de que España asuma la Presidencia semestral el próximo 1 de enero.

A cada uno de ellos el presidente les presentará los objetivos clave del semestre español y, a continuación, analizará los aspectos particulares que más interesan a cada país.

Ayer, en su cita con el primer ministro de Malta, la política de inmigración fue lógicamente la más importante. Zapatero se refirió a ella como uno de los ejes de la Presidencia española. Los otros dos son de sobra conocidos: impulsar la recuperación económica, renovando la Estrategia de Lisboa, y fortalecer el papel de la Unión en el nuevo orden internacional.

En relación con la inmigración, el presidente del Gobierno recalcó su pretensión de liderar un esfuerzo mayor de toda la UE para hacer frente al problema. Insistió así en la necesidad de propiciar un fortalecimiento de Frontex y una mayor solidaridad entre los socios europeos, muchos de los cuales contemplan la inmigración clandestina como un problema propio de los países mediterráneos.

Y, sobre todo, Zapatero habló de la urgencia de insistir en la tarea diplomática ante los países de los que parten las oleadas de inmigrantes clandestinos para hacer viables las repatriaciones que, incluso, pueden ser conjuntas. «El camino de la respuesta es la unión de la UE», recalcó ante el primer ministro de Malta, que no dudó en ofrecer su colaboración para que los objetivos de la Presidencia española avancen.