Valencia

«Hay tal caos en el mundo que sólo un mago puede arreglarlo», dice uno de los personajes de Edén al Oeste, la última película de Costa – Gavras, presentada ayer en la sección oficial de la Mostra de Valencia y que se estrena este viernes. Uno de esos magos puede ser el propio realizador griego, siempre y cuando entendamos en qué consiste su magia. «No hacen falta varitas mágicas, sino trabajo e ideas», explica el director de Z.

«En una película no se hacen discursos políticos, ni universitarios, sino espectáculo, pero un espectáculo interesante que dice algo de la vida, de los hombres, de la gente», comenta el autor sobre su filme, centrado en la inmigración. «La tentativa era hablar de los inmigrantes, pero sin mostrar sólo el drama», puntualiza.

Si bien a los inmigrantes «les hacemos venir cuando los necesitamos y cuando no, hacemos que se vayan», Costa – Gavras piensa que «la sociedad no es completamente negativa». Por eso su cine, crítico con el sistema, muestra las rendijas por las que se cuelan acciones individuales solidarias, aunque subraya que «la solución viene del poder político».

El edén al que se refiere la película es París, porque para los emigrantes «es el paraíso en comparación con la vida que tienen en sus países». Ahora bien, critica que «de las dictaduras de antaño hemos pasado a las actuales dictablandas de la democracia». Y añade, como queriendo enseguida matizar, que «es mejor así, que antes».

«Los cineastas no tenemos la verdad sobre las soluciones, podemos hacer como máximo preguntas», afirma, Costa – Gavras que va dejando unas cuantas en su película y en su conversación. Así, deja caer a modo de contradicción: «Sarkozy es inmigrante y la represión en Francia es fuerte».