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Vigo tiene su propio Diógenes, un indigente que duerme en una tubería en la zona de copas de Areal. Dispone de cama, televisión y sillas. Otra mendiga se hizo famosa en la tele por ayudar heroicamente a dos camareras tras una explosión en un restaurante del Casco Vello. Y, hace unos días, una sin techo fue herida con una catana por un inmigrante ilegal en los sótanos de las obras paralizadas de un edificio de lujo de O Berbés. Vivir en la calle es duro. El colectivo Sereos señala que 14 indigentes murieron en Vigo en los seis primeros meses del año, lo que supone un fallecido cada dos semanas. Hay 300 sin techo en la ciudad, puede que más.

El proyecto de crear un albergue de emergencia social en Vigo data de hace un lustro, cuando la concejala popular Marta Iglesias buscó un local céntrico para ubicarlo. A lo largo de este año, los indigentes se alojaron en unas dependencias provisionales en O Berbés que provocaron quejas debido al hacinamiento de decenas de personas en colchones desperdigados por el suelo. La polémica estalló cuando un ucraniano llamado Igor murió a escasos metros de dicho refugio, tumbado en un banco en la plaza. Prefería dormir fuera.

La Gota de Leche, a escasos metros del Concello, fue elegida como albergue. En julio estaba amueblado, pero el proyecto quedó paralizado porque la Policía Local lo reclamó como sede. La Xunta y el Concello no deciden su uso pese a las quejas del Valedor do Pobo.