Cae un 70% el número de extranjeros que acude a clases de español en Miranda

El Correo, CRISTINA ORTIZ, 02-10-2009

La crisis económica y el aumento de desempleo también han tenido efectos negativos en las aulas. Al menos en los cursos de español para extranjeros que se imparten en el Centro de Educación de Adultos de la ciudad. En las aulas de Real Aquende comenzaron hace poco más de dos semanas su aprendizaje un total 40 personas, un número que dista mucho de las casi 150 matriculadas al final del curso pasado. Esto supone que la formación ha comenzado con apenas el 30% de los que pasaron por allí en el periodo lectivo 2008 – 2009.

A pesar del brusco descenso, en parte esperado, los responsable de esta área formativa confían en que poco a poco la lista de matriculados vaya aumentando.

«Ha bajado muchísimo el número de personas interesadas». Eso es algo que ya a final del pasado curso empezamos a sospechar que podía pasar. «Algunos alumnos ya nos comentaron que se iban a ir a sus países por problemas de trabajo y no han vuelto», apuntó María Luisa Sánchez, una de las profesoras.

Este es el caso de algo más de medio centenar de polacos que tenían contrato de trabajo en Talgo. «Sabíamos que la mayoría no iban a estar este curso. Hace dos años, cuando llegaron, el primer día que yo entré en clase me encontró con 56 personas de esa nacionalidad», explicó.

No son los únicos que no se han inscritos. El número de brasileños también ha disminuido notablemente. Su hueco en esta ocasión lo han ido ocupando marroquíes. Por la tarde, suman 18 de los 25 alumnos que asisten.

Nada que ver con la situación actual. Pero la experiencia de otros años les permite mostrar cierto optimismo a este respecto. Máxime si se tiene en cuenta que el centro expide un certificado de asistencia y aprovechamiento de las clases que a muchos de sus alumnos les resulta útil a la hora de acreditar sus conocimientos del idioma y acceder a un puesto de trabajo.

De momento, los que ya acuden a clase lo hacen 4 horas a la semana – 1 hora cada día o 2 días 2 horas – y mayoritariamente en turno vespertino. Son 25 los que acuden a clase por la tarde y 15 los que van por la mañana. Pero podrían ser muchos más. «Nosotros admitimos a todo el que venga. No hay límites de plaza», destacó Sánchez, encargada junto a Sara Rodríguez de impartir las clases de esta actividad.

Tampoco se tiene en cuenta el nivel de conocimiento. No importa si se cuenta con bagaje previo o no o si se tiene más o menos cultura. Hay diferentes niveles para facilitar la comprensión y el aprendizaje de todos los inscritos, incluso de aquellos que son prácticamente analfabetos en su idioma materno, que no saben ni leer ni escribir.

El grupo 1 agrupa a aquellos que necesitan empezar de cero pero conocen el alfabeto y el 2 se agrupa a aquellos con más conocimientos y que han asistido a clases en años anteriores. Estos últimos, suponen ahora mismo el 40% del total de los matriculados. El 60% restante son nuevos en las aulas del Centro Real Aquende.

Con diploma

La afluencia de inmigrantes interesados en aprender español en Miranda nada tiene que ver con el volumen de personas que este el pasado mes formaron largas colas en Vitoria para acceder a un puesto en clase. La diferencia de interés tiene un motivo fácil de explicar. «Allí a todos los matriculados les dan una subvención, algo que aquí no pasa», explicó.

Pero, al margen de la ventaja que supone poder desenvolverse en el idioma del lugar en el que se reside, hay otro interés que comparten los extranjeros matriculados en Miranda y en Álava: la posibilidad de recibir un diploma de asistencia. «Cada vez son más lo que nos piden certificados de haber asistido a clases de español durante todo el año y se los expedimos a final de curso».

Y es que aunque no se trate de una certificación oficial les es útil a la hora de encontrar trabajo y también para completar la documentación que necesitan de cara a regularizar su situación en el país y conseguir permiso de residencia. «Tienen que demostrar que el tiempo que han estado en España han hecho un esfuerzo por aprender el idioma», concluyó.

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