La voz de la sociedad civil
El Correo, , 26-09-2009Pueden ser inmigrantes sin recursos, mujeres baserritarras con pesadas cargas familiares, mayores que viven en soledad y, quizás, con problemas para asumir su orientación sexual. Detrás de cada proyecto premiado por ‘País Vasco, un alma solidaria’ hay ideas ambiciosas y muchos beneficiarios, pero también un numeroso colectivo de profesionales y voluntarios empeñados en combatir las injusticias de esta sociedad. «Nos proporcionan un testimonio sólido y ejemplarizante, pero también una apelación a la responsabilidad del diario, para que, con el Gobierno vasco, Eudel y BBK, colabore en la construcción de una sociedad mejor», aseguró Íñigo Barrenechea, director general de EL CORREO, en la entrega de premios de la segunda edición del programa de ayudas y que reunió a buena parte del mundo de la solidaridad en el auditorium del Palacio Euskalduna.
Nada mejor para abrir los ojos a esa realidad de discriminación que quitarnos la máscara que impide ver lo que sucede no lejos de casa. El ballet ‘Despertar los sentidos’, formado por afectados del síndrome de down, nos proporcionó una pista para concienciarnos. Ahí comenzó la fiesta anual de la solidaridad.
Buenas ideas
Con Almudena Cacho como maestra de ceremonias, pudimos conocer un puñado de buenas ideas y a sus protagonistas, las cinco entidades premiadas. Como, por ejemplo, Inmaculada Mujika y Ricardo Riera, de Aldarte, que acudieron acompañadas de Sara Espinosa, Elena Olaortua e Iñaki Ureta. Desde Vitoria, con amor por los más desfavorecidos, llegaron Fidel Molina y Pila Redín, representante de más de un centenar de voluntarios de Berakah.
Todos los premiados fueron recibidos sobre el escenario con palmas apasionadas. Javier Galparsoro, de CEAR, recibió numerosos aplausos que pudo compartir con toda su familia, ya que ni Patricia Bárcena, su esposa y miembro también de la asociación, ni padres ni hija faltaron al evento.
Al final de la ceremonia y superada la emoción, hubo una puesta en común en la que se mezclaron causas y solidarios. Mikel Cormenzana, de EHNE, departió con Javier Aguirregabiria, director de la Fundación Itaka – Escolapios y cabeza visible de la delegación más numerosa, la formada por una docena de jóvenes inmigrantes.
También se reunieron varias de las mentes encargadas de emitir el fallo. En los pasillos del Palacio Euskalduna vimos a Teresa Infante y Carlos Epalza, gestores del Comité Vasco de Unicef, Alfonso Dubois y Leire Atxa, consultora y responsable de la preselección. También asistió Virginia Knörr.
Las instituciones, siempre tan requeridas cuando de la solidaridad se trata, también hicieron acto de presencia. Allí encontramos a Gemma Zabaleta, consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Fernando Fantova, viceconsejero de Asuntos Sociales, Juan María Aburto, diputado vizcaíno de Acción Social, Jon Etxebarria Orue, director general para la Inserción Social de la institución foral, Tontxu Rodríguez, alcalde de Barakaldo, y Ricardo Barkala, concejal de Acción Social del consistorio bilbaíno.
Entre los organizadores estaban Jokin Bildarratz, presidente de Eudel, y una nutrida representación de BBK, encabezada por Jon Mancisidor, subdirector general de la entidad, Iratxe Burutxaga, Begoña Ortuondo y Endika Ruiz de Zárate. Por EL CORREO asistieron Pedro Ontoso, subdirector, y Carmen Manrique, directora de Márketing, María Goti, directora de El Correo Digital, y María José Elguea, directora gerente de Bilbovisión.
Los corrillos podían ser un repaso por parte del Tercer Sector local en sus diversas facetas. Allí estaban Nacho Arnaiz, director de la agencia Bolunta, Xabier Bañuelos, Chelo Ordejón, Iñaki Ureta, José Antonio Fuentes, Inma Acero y Sol Aguirre, Ana Ureta, Txema Blasco, Ricardo Sánchez, Alberto Menéndez, Marisa Emborujo, Ana Isabel García, Patxi del Valle, Alberto Menéndez, Sara Espinosa, Rita Victor, Iñaki Ramírez y Suniva Martínez.
Como colofón de la entrega, la consejera Gemma Zabaleta apeló al compromiso de todos en el objetivo común de la cohesión social y a aprender de quienes muestran el camino. «Nos demuestran el valor de desprenderse del egoísmo en la apuesta por los excluídos», señaló. «Es una necesidad en el proceso que ha de llevar a una construcción social más justa».
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