El magistrado Bermúdez convence a una mujer musulmana de que muestre su rostro para declarar

Sin burka ante el juez

La Vanguardia, , 24-09-2009

JOSÉ MARÍA BRUNET – Madrid
Fátima Hssini, una mujer de religión musulmana, hermana de un presunto terrorista, planteó ayer un delicado problema cultural y judicial en la Audiencia Nacional, finalmente resuelto con tacto y dotes de persuasión. La mujer compareció con el rostro oculto por una burka, y el juez Javier Gómez Bermúdez, que presidió el juicio del 11-M y ayer esta vista, la exhortó a retirarse la prenda para que su testimonio pudiera ser escuchado en las debidas condiciones legales. Fátima se negó de forma rotunda, vehemente y nerviosa. Y se rozó el choque de trenes, porque Bermúdez le advirtió que si no se quitaba la prenda y mostraba su rostro, podría ser acusada de desobediencia a la autoridad judicial.

Pasado el primer momento de tensión, la negativa de la testigo pudo reconducirse. Pero costó lo suyo. Bermúdez se dio cuenta de que Fátima no trataba de ocultar su cara por ningún deseo de dificultar la labor del tribunal, sino por razones derivadas de su fe religiosa. La labor judicial consiste en levantar obstáculos, y esta vez Bermúdez lo logró con una explicación y una entrevista. La explicación se la dio a Fátima en la misma sala, exponiéndole en qué consiste y por qué resulta imprescindible la inmediación, es decir, vera un testigo en persona.

“En Occidente – dijo el juez-, la ley civil prevalece sobre las leyes religiosas”. Y añadió: “Viendo su rostro, yo puedo comprobar si me miente o no, si le sorprende alguna pregunta o no”. Los jueces, en suma, han de formarse criterio sobre la credibilidad de un acusado o testigo atendiendo no sólo a sus palabras, sino a cómo las pronuncia, qué énfasis hace y con qué gestos faciales yno faciales las acompaña. Fátima, sin embargo, no se dejó convencer a la primera. Bermúdez, a su vez, pudo optar por incrementar la presión, pero tomó el camino de hacer un segundo intento unos minutos más tarde. Permitió que Fátima se retirara, declararon otras personas y, al final de la sesión, le pidió a la testigo que le acompañase a su despacho. Allí, junto a la fiscal Dolores Delgado, pudo llegarse a un acuerdo.

En un escenario más relajado, un juez Bermúdez desprovisto a su vez de la toga le explicó a Fátima – que seguía cubierta, con túnica, pantalones y guantes-hasta qué punto era imprescindible que mostrase su rostro en el juicio, no sólo al tribunal, sino al fiscal y a los abogados. Poco a poco, el juez y la fiscal consiguieron que la testigo accediera a matizar su férrea negativa inicial.

La mujer pareció entender que sólo podría declarar con la cara descubierta. Se había logrado lo principal. Conquistada esa meta, se podían negociar las condiciones. Y se hizo. Fátima obtuvo, así, la garantía de que cuando vuelva y declare el lunes en la próxima sesión del juicio, tendrá que hablar sin burka, pero de modo que no sea visible por el público, sino sólo por los jueces, la fiscal y los abogados, y su imagen no aparecerá en ninguna televisión. No obstante, la testigo no llevará la cabeza absolutamente destapada. Lo acordado es que muestre desde la frente hasta la barbilla, es decir, que se vean ojos, nariz y boca. Sobre todo los ojos. Podrá, en todo caso, llevar un pañuelo si así lo desea. Tacto y suerte lograron eliminar el problema por vía persuasiva. De hecho, Fátima ya se había prestado a ser identificada a su llegada a la Audiencia por una policía a la que aceptó mostrar el rostro. Pero no quería declarar ante todos a cara descubierta en el juicio. Ella misma trató de convencer al juez de que era innecesario quitarse la burka, porque en una declaración anterior el juez Garzón le había permitido declarar con la prenda puesta. Sin embargo, lo que fue suficiente para Garzón podía no serlo para las partes del proceso en su acto culminante, la vista oral.

Lo que se dilucida en este caso es la responsabilidad de los supuestos integrantes de la célula yihadista disuelta en Vilanova i la Geltrú. El hermano de Fátima, Hassan, pertenecía a ella y en el año 2005 se inmoló en Iraq. Pero esa es otra historia.

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