Una guía para educadores de calle
Diario de noticias de Gipuzkoa, 24-09-2009educadores de calle de 36 países, Euskadi entre ellos, han elaborado una guía metodológica basada en “valores comunes” y experiencias locales que fue presentada ayer en el Koldo Mitxelena de Donostia.
Esta guía se inscribe en el marco de la red internacional de trabajadores sociales de calle a la que pertenece Jon Etxeberria, animador de esta estructura en Euskadi y Navarra. “La red nació de la voluntad de dar a los problemas de exclusión social creados por la globalización respuestas globales”, explica Etxeberria a este periódico.
Constituidos en talleres y con la colaboración de la ONG Dynamo International, han elaborado un documento que no pretende “ser una biblia” para los educadores, pero sí una fotografía que invite a seguir reflexionando, ya que la realidad con la que se encuentran a diario estos profesionales es mucho más compleja. “No es lo mismo los problemas que puedan tener los países de América Latina, donde se habla de población callejera porque los niños de la calle se han hecho adultos, han tenido familia y siguen viviendo en los espacios públicos, que los de aquí, donde sólo una minoría vive en la calle y son los menores extranjeros no acompañados”, detalla.
De todos modos, no descarta que esas realidades que se registran desde hace años al otro lado del charco puedan llegar a producirse aquí, donde, por ahora, la principal labor de los educadores de calle es “preventiva”. Se trabaja con “grupos naturales, cuadrillas de jóvenes” que pueden tener algún problema que derive en riesgo de exclusión social, como puede ser el abuso de las drogas. “En Gipuzkoa se ve voluntad, es un territorio que está muy organizado, creo recordar que hay más de 40 programas municipales”, señala Etxeberria, irundarra que trabaja ahora en la asociación navarra Nuevo Futuro.
El País Vasco, en opinión del animador de la red en esta zona, se sitúa entre la realidad de América Latina y la de los países europeos, donde se ha producido una reacción de políticas restrictivas que tienden a promover “la limpieza social”. Por eso, “no se puede bajar la guardia”, sostiene.
Otra de las claves de la guía y de las actuaciones de la red es tratar al otro como “sujeto de derecho” o, en otras palabras, “dejar de victimizar a la gente de la calle, olvidar ese proteccionismo” y tratarlo como “sujeto y actor de su propia existencia” con sus propias necesidades.
Eso hace que, no pocas veces, entren en conflicto los intereses de la persona a la que se acerca el educador social, los de este último y los de las institución que apoya y subvenciona el programa en cuestión. Por eso, resulta muy importante la capacidad “negociadora” del educador.
Entre las cuestiones que se abordaron ayer también se advirtió del peligro de la pérdida del anonimato de las personas de la calle cuando acuden a los dispositivos sociales y de la necesidad de profundizar en la especialización de los educadores llegando, incluso, a crear la figura del diploma internacional.
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