En opinión de Marce Masa, investigador del Departamento de Sociología II de la Universidad del País Vasco, hay dos aspectos que podrían explicar el aumento de atracos registrado en Vizcaya durante las últimas semanas. Por un lado, el ‘efecto dominó’. «La gente que tiene una necesidad ve que otros han salido airosos, se envalentonan y se arriesgan a condenas terribles, a amargarse la vida, por 600 euros», apunta el sociólogo.

Aún más determinante, desde su punto de vista, podría ser la falta de una «red de seguridad, de un entramado paterno – filial» que sufre parte de la población inmigrante. Mientras que tradicionalmente los ciudadanos vascos «tenemos la fortuna de contar con padres que nos ayudan con lo material» hasta edades avanzadas e incluso se puede recurrir a ellos en caso de crisis, los extranjeros se encuentran solos frente a los problemas.

«Sin querer estigmatizarles, sí es verdad que (los inmigrantes ) tienen más riesgos de caer en esa situación de delincuencia porque no tienen cerca a su familia, carecen de ayudas sociales y sus condiciones en general son más precarias», apunta. «Algunos no tienen nada, ni siquiera para comer».

Sin alarmismos

No obstante, Masa rechaza los «alarmismos» y cree que «no tenemos que echarnos las manos a la cabeza, sino razonar. Ocurre que es posible que haya una mayor necesidad de dinero», argumenta. «Nuestros índices de violencia han sido siempre bastante bajos, por debajo de la media europea. Disfrutamos de niveles de bienestar».

El investigador espera que este «repunte» de delincuencia sea algo puntual, y que «en cuanto la Policía detenga a uno de estos atracadores, haga desistir a otros». «No son robos planificados, sino de necesidad». «En Euskadi hay gente que vive muy bien, otros que intentamos sobrevivir, y a los que nos salva la red de seguridad, y otros por debajo que lo pasan mal».

A su juicio, la confusión en torno al final de la crisis, los malos datos de paro que se auguran y el anuncio por parte de los gobiernos de que se van a recortar las ayudas sociales llenan de incertidumbre a los que más sufren.