El 12% de los ‘sin papeles’ no va al médico por miedo a ser detenido, dice un informe Madrid

A pesar del cierra la muralla que recita Rodríguez Ibarra, sólo el 4,2% de los inmigrantes que llegan a España lo hace animado por la música de la asistencia sanitaria.

Lo cuenta Médicos del Mundo en un informe que presenta hoy en Bruselas. También cuenta que menos de la mitad disfruta de la red pública de salud. O que el 12% no acude al doctor, porque tiene miedo a ser detenido en consulta por culpa de esa fiebre que no cesa.

El trabajo se denomina El acceso a la salud de las personas sin permiso de residencia en 11 países europeos y trae solución al jeroglífico. Tres de cada cuatro extranjeros vienen aquí con la intención de mejorar económicamente, el 27% ve como principal obstáculo para el acceso a la salud las «dificultades administrativas». Para qué los números, si hay testimonios que dan mucha más luz.

«La mujer de la recepción me preguntó de dónde era», cuenta una argentina de 23 años que vive en España desde hace 10 meses. «Miró el formulario que había rellenado y me dijo que no podían atenderme, que mi caso no era una urgencia. Me contestó: ‘No es gratis, lo pagamos nosotros con nuestro trabajo’. Me dijo que no creyera que ellos iban a pagar todo lo que quisieran los inmigrantes».

Fue en 2005 cuando la red europea de Médicos del Mundo creó su Observatorio de Acceso a la Salud. En 2007 sacaron su primer informe continental. El de hoy es el segundo, la providencia estadística al quite del debate político. 1.218 personas inmigrantes de 97 nacionalidades distintas, entrevistadas en 31 ciudades de 11 países europeos, y una certeza: las cifras «derriban el mito de la inmigración sanitaria».

Porque hay más datos que invitan a desmitificar. Un 20% ve una barrera en la complejidad del sistema. En España, la cobertura sanitaria cubre, en teoría, a casi el 75% de los extranjeros encuestados, pero, en la práctica, únicamente un 40% disfruta de ella. En términos europeos, uno de cada tres inmigrantes con enfermedades de tratamiento indispensable no recibe seguimiento alguno de su mal.

Así, según el estudio, «a pesar de que el espíritu de la Ley de Extranjería es garantizar la asistencia sanitaria en igualdad de condiciones a todas las personas residentes, en la práctica el requisito que la propia ley prevé (el empadronamiento) obstaculiza el acceso real».

Claro, que todo puede ser peor. Le sucedió a una ugandesa que lleva dos años en Reino Unido.

«Fue prácticamente imposible recibir atención sanitaria durante mi embarazo. Le gente que me conocía me asustaba diciendo: ‘Si vas al hospital, te expulsarán’. Un día me encontraba realmente mal y acudí a una consulta de acceso libre para una revisión. Me dijeron que no podían ayudarme. Fui a un médico generalista y se negaron a inscribirme. Una mujer dejó incluso una nota diciendo que, si volvía, no debían atenderme porque no tenía derecho. En el hospital, la persona responsable del reembolso de gastos me contó que si no pagaba 2.800 euros me expulsarían. Cuando intenté explicarle que no tenía tanto, simplemente me contestó: ‘Pues muy bien, no tienes más que parir en tu país’».