Los jugadores del Bada Bing niegan ser racistas y alegan que se defendieron
ABC, , 23-09-2009La mala semilla
El 1 de abril de 2000, Valentín Moreno fue a celebrar 18 aniversario con sus amigos en la Vila Olímpica. Como él mismo admitió, decidieron buscar «bronca» y acabaron matando a palos al joven Carlos Javier Robledo. Por horas, porque el asesinato se produjo horas antes de cumplir sus 18, se le castigó como a un menor: ocho años de internamiento y tres de libertad vigilada. En septiembre de 2008 la Generalitat le concedió el tercer grado en régimen abierto restringido. En noviembre, el juez de vigilancia penitenciaria confirmó el régimen abierto, en contra del criterio de la Fiscalía, porque tuvo en cuenta que le faltaban sólo 10 meses para cumplir la pena y porque en la cárcel había demostrado un «empuje a la reinserción». Estudiando, trabajando. Pero no pasaron ni tres meses y Valentín fue detenido por el «caso Bada Bing». Le asestó, presuntamente, un puñetazo a los que creen en una segunda oportunidad. Incluso para gente como él.
Los siete jugadores del Bada Bing de Badalona de la Tercera Regional de fútbol se defendieron ayer como un equipo, en la primera jornada del juicio contra ellos por insultar y agredir a los jugadores del Rosario Central, formado por una mayoría de jugadores de origen sudamericano. En la Ciudad Judicial se dirimió ayer sobre lo ocurrido durante un partido disputado en enero de este año entre unos y otros.
La Fiscalía pide penas que van de los dos años a los seis años de cárcel, a raíz de una trifulca que se originó cuando el jugador del Bada Bing Israel Moreno. Fue expulsado se cree que a propósito y se «encontró» camino de vestuarios con dos jugadores del equipo rival los hermanos -Camilo y Emiliano S., que habían pedido ser sustitutidos ante las amenazas e insultos que habían recibido.
Durante la vista, los del Bada Bing negaron ser racistas, aseguraron que no son de los Boixos Nois y sostuvieron que quien comenzó la trifulca fueron los jugadores y afición del Rosario, que jugaba en su campo, en L´Hospitalet de Llobregat. En el banquillo, sobresalía Valentín, hermano de Israel y condenado en 2000 por una paliza mortal a un joven («El crimen de la vila olímpica»). Valentín pinta sospechoso por su historial aunque no es el único con antecedentes violentos, pero, precisamente, él blandió su pasado como coartada. «Yo me fui al vestuario, porque estaba en tercer grado y bastante tengo con lo mío. No pegué, ni insulté». ¿Racista? «Mi mujer es gitana», dijo.
Lo normal en Tercera «Sólo le golpeé a uno y una vez y porque había agredido a un compañero», dijo Carlos R.. En cuanto a los insultos, y a la pelea en sí, los enmarcó, como el resto de sus compañeros, en lo que juzgaron como habitual «en un partido de tercera regional». «Con el calentón que llevaba porque uno me había partido el labio quizás pude haber dicho «sudaca», pero no «sudaca de mierda»», alegó. Y nadie hizo suyas las expresiones que relatan los jugadores del Rosario, como «te vamos a cortar la cabeza y mandarla a tu país», que recordó también durante la vista de ayer Camilo S. Con todo, el testigo, uruguayo, admitió que en otros partidos le han dicho «sudaca».
Ni racismo, ni nazis, aunque los hermanos Israel y Valentín llevaban como dorsales el 14 y 88, símbolos en la doctrina neonazi. «Yo soy del Madrid», afirmó Israel, y su abogada logró que corroborara que «usted sabe que en el Madrid Guti lleva el 14, y que en el Barça lo lleva Henry, que es un jugador negro».
Y entre tácticas de defensa originales, de las que más la de Jonatan P., quien al ser preguntado cómo se explica que los rivales presentaran nueve partes de lesiones y ellos, ninguno, soltó: «Porque en las peleas hay gente que gana y gente que pierde. No me fui a curar porque algunos somos hombres y, otros, nenazas».
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