El desmantelamiento de un campamento improvisado de inmigración clandestina en la costa de Francia, denominado gráficamente la ‘jungla de Calais’, ha sacado a la luz pública la dramática situación de cientos de ‘sin papeles’, muchos de ellos de procedencia afgana, que aguardaban viaje a Reino Unido. La intervención de la Policía francesa revela tanto las contradicciones de la intervención de las potencias occidentales respecto a Afganistán como los puntos débiles de la política migratorias en la UE. Porque no deja de ser paradójico que mientras los aliados tratan de instaurar en suelo afgano la paz, la libertad y la democracia, los jóvenes del país que huyen buscando un futuro mejor colisionen con el necesario control que están obligados ejercer los Estados.