Tal y como estaba anunciado desde hace una semana, los inmigrantes indocumentados del improvisado campamento de la localidad francesa de Calais, conocido como «la jungla», fueron desalojados por las fuerzas de seguridad galas. Un total de 276 de los ilegales, afganos en su mayoría, fueron detenidos, 180 presentaron una solicitud de asilo y otros 180 aceptaron un retorno voluntario, mientras que para los que rechazaron esa opción el ministro de Inmigración francés anunció que se tiene previsto un procedimiento de retorno obligatorio al país de origen. La medida, aplaudida por los vecinos de Calais, que se quejaban desde hacía tiempo del incremento de la delincuencia, desató las protestas de las ONG y la petición del portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados de redoblar los esfuerzos para poner en marcha en la Unión Europea un sistema de asilo comunitario. – Internacional