Los primeros brotes verdes de la economía alicantina se chamuscan, pese a las lluvias torrenciales de las dos últimas semanas. En sentido figurado, lógicamente, y en aplicación del término discutidamente acuñado por la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado. Este tallo, que brotaba con fuerza desde mayo gracias al Plan E de obras locales para estimular la economía, es el del empleo extranjero.
La afiliación a la Seguridad Social, indicador más fiable de la evolución del mercado laboral, no ha podido seguir soltando lastre tras muchos meses de destrucción de puestos de trabajo inmigrantes. Antes bien, el último dato divulgado ayer por el Ministerio revela que los cotizantes extranjeros se han reducido en agosto en 1.156, una cifra considerable tras aumentar en mayo, junio y julio. En los últimos doce meses contabilizados, la reducción de cotizaciones afecta a 13.605 extranjeros como consecuencia de la crisis económica.
Economía sumergida
El sindicato CC OO en Alicante, a través de Salvador Roig, alertó ayer de que este descenso es atribuible, en parte, al repunte de la economía sumergida, tal y como demuestran los últimos datos de la Inspección de Trabajo. Además, CC OO muestra su preocupación por la «situación de irregularidad sobrevenida» en la que pueden recalar cientos si no miles de trabajadores extranjeros «al no poder cumplir con los trámites exigidos para la renovación del permiso de trabajo». El conseller de Inmigración, Rafael Blasco, exigió al Gobierno la aplicación de medidas específicas.