LEONARDO RUÍZ DEL CASTILLO *
Desde Cáritas
El Día, , 21-09-2009PASÓ AGOSTO, mes por excelencia para las vacaciones (quienes hayan podido disfrutarlas fuera de su hogar habitual), y estamos ya de lleno en septiembre. Inicio del nuevo curso en el que en Cáritas ya tenemos la planificación dispuesta para su cumplimiento con “los deberes” a punto de comenzarlos, con gran ilusión y ganas de trabajar por y para las personas que día a día acuden a nuestros servicios, en demanda de ayudas básicas. Muchas familias que lo están pasando francamente mal y necesitan que podamos paliar, dentro de nuestras posibilidades, su situación precaria? crítica en muchas ocasiones. Pero sin olvidarnos de quienes tenemos acogidos en nuestros centros que, a su esta-do de precariedad, debemos añadir el de carecer de un techo, un hogar.
Pero también afrontamos el nuevo curso que comienza con la fe y la esperanza de que la crisis comience a remitir; y a pesar de los malos augurios para España, en el sentido de que veremos la economía repuntar más tarde que el resto de Europa, espero que quienes tienen la potestad de hacerlo, pongan todo su empeño y tesón en que eso no ocurra y nos subamos al mismo carro que los países de nuestro entorno.
Me preocupa mucho que en Canarias sigamos con las tasas de paro tan elevadas, porque no es buen síntoma para los deseos de crecimiento. Y sobre todo en Tenerife donde esa tasa es alarmante; recordemos que Santa Cruz está a punto de alcanzar un 30% de desempleados, dentro de su población activa. En agosto se superaron las 23.500 personas en paro.
Es bueno recordarles que antes de esta crisis y de todos los problemas económicos que venimos padeciendo, había muchas familias que lo pasaban francamente mal. Las diferencias entre ricos y pobres crecieron desmesuradamente en muchos países industrializados (y el nuestro no fue una excepción) a partir de los años ochenta, siendo desde el año 2000 cuando comenzó a notarse un incremento notable en las diferencias de los ingresos. No olvidemos los datos que nos facilitó hace unos meses el VI Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en España y que presentó Cáritas Diocesana de Tenerife en el Parlamento de Canarias. Ese informe nos revela la triste realidad de las personas empobrecidas y nos dice que en los últimos veinte años, a pesar del crecimiento económico sostenido en nuestro país, en los precedentes diez años la pobreza se ha mantenido en sus mismos porcentajes.
Por tanto, destaco que a las personas más empobrecidas de nuestro entorno social, la situación económica de hoy ya les viene de antes y no como consecuencia de la crisis económica que padece hoy el mundo. Pero que también a ellos les afecta, sin duda, porque ha empeorado la situación de estos excluidos, y ha aumentado el número de pobres.
¿Y los inmigrantes ? Ellos también sufren la situación y alertan a los suyos para que no vengan. Algunos han retornado a sus países de origen. Hace unos días pude leer en un medio de comunicación escrito el siguiente titular: “Los cayucos ya no parten de Senegal hacia Canarias”. El Ministerio de Interior senegalés decía que se ha reducido en un 87% el número de personas que se decidían a subir a un cayuco destino nuestro archipiélago. Y eso a pesar de que últimamente ha llegado más de uno a nuestras costas. Pero sí, se ha disminuido su número.
En nuestros centros de atención y acogida se palpa la angustia de quienes vienen demandando ayuda y se intercala con la impotencia de nuestro personal para dar una respuesta adecuada a todas las peticiones, debido a la cantidad de ellas. Hay Cáritas arciprestales que en los seis primeros meses de 2009 han incrementado en unos porcentajes brutales las prestaciones dadas. Hay casos de haberse proporcionado un 75% más de ayudas en vales de alimentos para el supermercado, en relación al mismo periodo del año pasado.
Pero por otro lado está la solidaridad de las gentes. Solidaridad que se palpa en el día a día por parte de quienes, incluso, comparten hasta lo necesario. Pienso que hay muchas personas, pudientes, que se olvidan de los que “no pueden”. En contraposición voy a referirles el caso de una señora que, desde el servicio de mediación laboral de Cáritas Diocesana, se le consiguió un trabajo como empleada de hogar, hace unos meses. El otro día acudió a los Servicios Generales de Cáritas para entregar cien euros, con destino a los más necesitados. Durante los últimos meses los había ahorrado para ayudar a quienes tienen menos que ella?
Amigas, amigos confío en ustedes. Sé que están ahí ayudándonos, para que podamos ayudar, y que no me fallarán. El lema “comparte, incluso lo necesario” lo tienen como bandera; lo ponen en práctica, como la empleada de hogar que no olvida donde estaba y donde están otras personas. Gracias.
- Director de Cáritas Diocesana de Tenerife
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