Para Tomás Segovia su exilio fue un favor

El poeta hispano-mexicano Tomás Segovia afirmó en una entrevista que personalmente no tiene nada que reivindicar de su exilio de España con solo nueve años, sino que le hicieron un favor, pues se educó en países libres y democráticos, aprendió idiomas y viajó

El Universal, , 20-09-2009

El poeta hispano – mexicano Tomás Segovia afirmó en una entrevista que personalmente no tiene “nada que reivindicar” de su exilio de España con solo nueve años, sino que le hicieron “un favor”, pues se educó en países “libres y democráticos”, aprendió idiomas y viajó.

Poeta, dramaturgo, novelista y traductor, Segovia, de 82 años y nacido en Valencia, ha pasado la mayor parte de su vida en México, donde llegó tras viajar a Francia y Marruecos luego de dejar España por la Guerra Civil (1936 – 1939).

Prefiere que lo llamen desarraigado que exiliado: “Los exiliados propiamente dichos son la generación de mis padres. Alguien a quien toman de la mano y se lo llevan es más bien un desarraigado”.

 

Dice que no tiene nada que reivindicar, “me hicieron un favor. Me eduqué en países libres y democráticos, viajé, aprendí lenguas. No me hicieron una injusticia, pero sí fue una injusticia histórica, que es mucho más grave”, asegura.

 

Cuando se cumplen 70 años del exilio español (1939 – 2009), Segovia recuerda cómo fue su salida de España.

El exilio propiamente dicho lo pasó en Francia y luego consiguió llegar a Casablanca, donde se reunió con su padre.

Más de un año después salieron de Marruecos a Nueva York y allí pasaron unos días en la cárcel de inmigrantes de Ellis Island hasta que un tío suyo pudo arreglar los papeles. “Nos quedamos en la cárcel encantados de la vida, esperando el barco a México”, recuerda.

A Tomás Segovia no se le olvida su llegada en 1940 a Veracruz. “¡Para nosotros todo era diferente!”, exclama.

“El mundo del exilio en México al principio era un gueto. Todos esperábamos que una vez terminada la Guerra Mundial, Franco iba a caer e íbamos a volver a España”, afirma.

Asegura que había una gran solidaridad entre los exiliados. “Era eso que se produce entre los derrotados. Siempre he pensado que he tenido la suerte de ser un derrotado, es un destino maravilloso”, señala Segovia, quien asegura que la integración en México fue muy lenta.

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