De viaje sin salir de casa

El Correo, C. REVUELTA, 20-09-2009

Marruecos, Venezuela, Bolivia, Guinea Ecuatorial, Perú, Colombia, China, Filipinas… El Tercer Festival Gentes del Mundo – inaugurado ayer con el apoyo de las instituciones – viajó por todas las culturas y formas de vivir de las personas de las más de 200 nacionalidades asentadas en Bilbao. ¿El objetivo? Fomentar el respeto hacia los inmigrantes. «Hay muchas personas que gracias al País Vasco han conseguido una segunda oportunidad en sus vidas», comentó Marta Lucía González, escritora colombiana y representante de una de las cerca de 71 asociaciones que han colaborado en este proyecto.

El epicentro de este ‘festival del encuentro’ fue El Arenal, donde se instalaron puestos en los que representantes de distintas naciones vendían productos. En definitiva, trocitos de ellos, de sus recuerdos y de su tierra. «La gente no sólo viene a adquirir ropa, joyas o comida. También se acercan para interesarse por nuestras costumbres», comentaba Najoua, una joven de Marruecos. «Sobre México nos preguntan mucho por qué utilizamos tanto picante. ¡El secreto está en que desde niños estamos acostumbrados a él!», bromeaba Edgar Rojas, relaciones públicas de la asociación cultural México Lindo. Todos coincidían en resaltar la buena acogida que los inmigrantes reciben por parte de la sociedad vizcaína. «He vivido en varios lugares de España y nunca me habían recibido tan bien como aquí», explicaba Nureddine, procedente de Marruecos.

Recetas

Muchos de los voluntarios trabajaron en los ‘stands’ sin descanso, pero no les importaba. Éste era el caso de Lucrecia, de la asociación Mano Amiga, que estuvo todo el día al pie del cañón, ofreciendo comida típica de su país: Guinea Ecuatorial. «Hasta me han pedido las recetas», se congratulaba.

En definitiva, ayer era un día de acercamiento y de romper tabúes. «Estas iniciativas sirven para que nos integremos y aprendamos a respetarnos», comentaba Gabriela, una colombiana afincada en la capital vizcaína, mientras degustaba un pastel de carne, plato típico de su tierra. «Hoy me siento como en casa», concluía con una sonrisa.

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