Ocho muertos y 20 desaparecidos al naufragar su patera en el islote Perejil

El País, C. ROMAGUERA / Á. DE COZAR, 20-09-2009

Creían estar viendo los destellos de un faro. Habían salido sobre las cinco de la mañana para adentrarse en el Estrecho con destino a las costas españolas y poco después estaban perdidos. Uno de los tripulantes de la patera cogió su móvil y llamó al 112. “Dijo que veía las luces de un faro. Y eso hacía suponer que estaban cerca”, dice una fuente de la Cruz Roja. “Pero parece que no habían salido de las aguas de Marruecos”.

El sueño de cada una de las personas que viajaban en aquella embarcación – entre 36 y 40, según han declarado los supervivientes – se fue al traste nada más salir. Seguramente, habían hecho ya lo más duro: atravesar el desierto desde varios puntos de África Occidental durante meses y sobrevivir en Marruecos durante otros tantos. Les quedaban sólo doce kilómetros para llegar a su objetivo, pero la embarcación neumática en la que navegaban volcó en las proximidades del Islote Perejil, en aguas jurisdiccionales marroquíes. El saldo del naufragio, según informó la Delegación del Gobierno en Ceuta, es de al menos ocho muertos, entre ellos siete mujeres y varias de ellas embarazadas; 11 supervivientes y una veintena de desaparecidos. No hay muchas esperanzas de encontrar con vida al resto de ocupantes de la patera.

El naufragio se produjo pasadas las 7.30, la hora en la que el 112 recibió la llamada de uno de los tripulantes. Las pistas dadas por el inmigrante y los destellos de luz que dijo haber visto, hicieron pensar que no andaban muy lejos. Un helicóptero de la Guardia Civil se desplazó hasta la zona y fue ampliando el radio de la búsqueda hasta localizar el lugar del hundimiento a una milla y media de la frontera norte de Benzú, en Marruecos, entre el islote Perejil y Punta Cires. Los agentes comprobaron que la patera ya había volcado.

Poco después llegaron las embarcaciones de Salvamento Marítimo, Cruz Roja y Guardia Civil, que fueron recogiendo en el mar cadáveres y supervivientes. Durante toda la mañana, el rastreo fue intenso tanto en aguas españolas, donde se concentraron hasta una decena de embarcaciones, dos helicópteros y un avión; como en aguas del Reino de Marruecos, ya que al haberse producido el naufragio en aguas jurisdiccionales del país norteafricano, fue la Marina Real de dicho país la que se hizo cargo del operativo.

La búsqueda se mantuvo hasta bien entrada la tarde. Al caer el sol, tanto las unidades marítimas como aéreas volvieron a sus respectivas bases. Hasta entonces, fueron recuperados los cadáveres de siete mujeres y un hombre, todos adultos, según la Delegación del Gobierno en Ceuta. Según el relato de algunos de los supervivientes, en la embarcación viajaban al menos tres bebés, que se encontrarían entre la veintena de desaparecidos. Sólo cuatro mujeres y siete hombres fueron rescatados con vida.

Fuentes de Salvamento Marítimo descartan que fuesen las condiciones meteorológicas las que provocaran el vuelco de la embarcación. El viento de Poniente era moderado en la madrugada de ayer en la zona del Estrecho y la mar se encontraba en calma. Por eso, en Salvamento Marítimo creen que fue “algún movimiento de uno de los ocupantes de la embarcación, a causa del miedo o de la falta de espacio en la misma”, lo que pudo provocar el hundimiento. También se baraja la hipótesis de que la hélice de algún mercante o buque de gran tonelaje que navegase por la zona provocase una gran ola, que tras un golpe de mar, pudiese haber volcado la embarcación.

Las causas de la tragedia irán aclarándose una vez que los supervivientes cuenten su versión a las autoridades marroquíes. Tanto los cadáveres como los supervivientes fueron trasladados ayer hasta el puerto marroquí de Tánger.

No es la primera vez que el Estrecho de Gibraltar es testigo de una tragedia así. El pasado mayo, otra barca neumática con muchas más personas de las veinte que realmente cabían dentro, volcó a cuatro millas de las costas de Marruecos: 18 personas, entre ellas ocho bebés, desaparecieron.

Más de 70 inmigrantes han muerto esto año intentando alcanzar las costas españolas. El pasado 15 de febrero 21 sin papeles perdieron la vida en un cayuco que trataban de conducir hasta Lanzarote. Dieciséis de ellos eran menores de edad. Pocos meses antes, en septiembre de 2008, llegó a Gran Canaria otra embarcación con 14 cadáveres a bordo. Los 46 supervivientes relataron que habían pasado 12 días a la deriva.

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