eL grupo municipal de UPN ha aprovechado el necesario debate social y político sobre el tema de la prostitución para, una vez más, eludir sus responsabilidades y desviar la atención de las consecuencias ciudadanas de su ineficaz gestión desde su posición de gobierno municipal, como pone de manifiesto la denuncia de los vecinos de Buztintxuri, que se suma a quejas similares en otros barrios y zonas de Pamplona. Una moción maniquea y redactada en tono de moralina vieja pretende centrar la problemática en la publicidad que aparece en los medios de comunicación, ya sea la prensa escrita independientemente de sus más o menos años de historia, la radio, como bien saben la alcaldesa Barcina, algunos de sus concejales o varios consejeros del Gobierno de UPN que han participado en programas patrocinados por establecimientos vinculados al negocio sexual, o la televisión. La prostitución es una realidad social que ha existido siempre parece ilusorio pensar en su erradicación, que en ocasiones origina problemas de convivencia social el caso más reciente es el que se está produciendo en Badostáin entre los vecinos de la localidad y una casa de citas abierta allí, de esclavitud, de trata de blancas, de mafias, etcétera, muchas veces con la connivencia o complicidad de autoridades y estamentos policiales. Y es ahí donde las instituciones democráticas deben apostar en primer lugar por medidas reguladoras efectivas que persigan el delito de la explotación sexual obligada de mujeres. Pero también por planteamientos legales que abandonen definitivamente la vieja doble moral aquel triste refrán de navarrico, misica y putica -, y aborden la realidad de las mujeres que tienen que sobrevivir realizando actos sexuales, muchas inmigrantes que jamás podrán regularizar su situación por no tener siquiera reconocidos sus derechos de ciudadanía. Incluso de aquéllas que libremente decidan dedicarse a ello, en caso de que existan. Porque la indefinición legal respecto a la prostitución sitúa a las personas que la ejercen -desde la exclusión social, desde la economía sumergida y desde una peligrosa vulnerabilidad entre la explotación y la violencia de mafias y proxenetas en la indefensión y les priva de sus derechos y de su dignidad. Es necesario abordar el tema de la prostitución desde la honestidad y la solidaridad sin demagogias, ni fariseísmos hipócritas, ni poses mediáticas falsarias. Y escuchando también a las propias prostitutas.