Atrapados desde hace «dos y tres años» en el estanque que, en el río de la inmigración hacia Europa, se forma en Ceuta, los más de 300 subsaharianos que viven en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) local se echaron ayer a la calle por primera vez en más de una década, por segundo día consecutivo, para pedir a la Administración central y autonómica «libertad» para salir de la ciudad autónoma. Si en los años noventa, cuando vivían en la playa, la rebelión indocumentada se cobró la vida de un policía, la movilización de ahora viene marcada por el civismo, lo que no impide que una amplia dotación policial siga al grupo allá a donde va. Pasado el mediodía, el grupo regresó a comer al CETI, donde viven como en un albergue al que deben entrar a pernoctar antes de la medianoche. «¡Dos años… mal! ¡Tres años… mal! ¡Ceuta… mal!» y «¡Libertad!» fueron los gritos que pusieron banda sonora a la movilización. Sin embargo, las concentraciones se centraron en la «desesperante» lentitud con la que, según denuncian, se tramita su situación administrativa y su posible paso a la Península. «Aquí no tenemos nada que hacer», se quejan, informa Gonzalo Testa.