«Lo acuchillé por instinto y miedo»

ABC, 15-09-2009

M. J. ÁLVAREZ

MADRID. La expectación fue la tónica ayer en la primera sesión del juicio oral contra el militar de supuesta ideología nazi Josué Estébanez de la Hija, de 26 años, acusado de asesinar de una certera cuchillada en el corazón a Carlos Javier Palomino, de 16 años, el 11 de noviembre de 2007 en el interior del Metro de Legazpi. Está acusado de homicidio y tentativa de homicidio, por las graves lesiones que provocó a otro joven. El Ministerio Fiscal ayer rebajó la pena a 25 años, al no considerar la agravante en el segundo delito, mientras que la acusación particular y popular, que piden 37 años.

La Audiencia Provincial, donde se celebra la vista, permaneció blindada por la Policía para velar por la seguridad del juicio y en previsión de incidentes. Este hecho obedecía a que en el exterior un centenar de amigos y compañeros de la víctima se concentró para exigir justicia y reprobar el crimen. Una circunstancia que realizarán hasta que el juicio quede visto para sentencia, el día 24.

Despliegue policial

El amplio dispositivo de seguridad era palpable también en el interior de la Sección Primera de la Audiencia Provincial, donde había cinco antidisturbios, algunos colocados entre el público. La tensión fue palpable durante toda la sesión, sobre todo durante la declaración del imputado, que se prolongó por espacio de hora y media.

Esposado y sentado junto a su abogado, frío y seguro de sí mismo, ofreció un relato de los hechos que nada se parece a la grabación de Metro, a testimonios de los testigos, ni, en varios puntos, con sus declaraciones anteriores. Estas contradicciones se las reprocharon las acusaciones. La popular la ejerce Movimiento contra la Intolerancia.

Según Estébanez, él había terminado una guardia y no iba a la manifestación convocada por las Juventudes de Democracia Nacional en Usera en contra de la inmigración, a la que acudía la víctima, de ideología antifascista, para reventarla. «Había quedado para comer con unos amigos en Villaverde». Antes de que el tren parara en Legazpi, indicó que escuchó gritos al aproximarse a la estación. Se asomó al andén y vio a varios «punkies» y gente con botas. «Me señalaron – al identificarle como nazi por su sudadera con el lema «Three stroke» y su pelo rapado – y dijeron «¡A por ese!». Saqué mi navaja del bolsillo (la compré yo mismo), me la coloqué en el otro brazo, ocultándola, y me dirigí al final del vagón, junto a la puerta». Añade que «por allí entró un grupo de 8 o 10 personas, me acorralaron y me sentí amenazado porque vi una navaja y un puño americano. Escuché: «¡De aquí no vas a salir, fascista de mierda!» y «¡Te vamos a matar!»».

Luego, entró Carlos Palomino, quien se dirigió hacia él y le dijo: «Esa sudadera me la vas a dar y todo el dinero que lleves. Le dije que no, y me empujó. Tuve miedo y le apuñalé con una mano y con la otra le aparté para que no se acercaran los demás, echándole del vagón. No sé dónde le di».

Dice no ser de ultraderecha

Una de las acusaciones particulares cuestionó su versión: «¿Todo eso pasó en 8 segundos?». Mientras la popular indicó: «Es la primera vez que dice que le agredieron y que la víctima le quiso robar».

¿Qué le llevó a apuñalarle?, le interpeló la representante del Ministerio Fiscal. «Fue por instinto, me sentí acorralado por gente armada. Pensé que, si se lanzaban encima, yo no saldría vivo».

Negó pertenecer a algún partido de ideología nazi y que la camiseta que vestía, regalo de un amigo, no era una provocación para el grupo antifascista que se congregó en el andén, «sino una prenda de los aficionados a kick – boxing que no elegí a propósito».

A preguntas de las acusaciones, explicó que «se considera español y patriota, porque cuando juega la selección española prefiero que gane». Interrogado sobre si está en contra de los inmigrantes , replicó que no: «Tengo compañeros que lo son». En cuanto a si amaba la España democrática o la franquista, replicó: «No he conocido el régimen franquista. Difícilmente puedo estar a favor de algo que no conozco». Y que identifica a los «punkis» con anarquistas y abertzales.

«Sabía lo que hacía»

El acusado negó haber hecho, tras la agresión mortal, el saludo del III Reich, como subrayaron el Fiscal y dos testigos, heridos por Estébanez cuando trataron de quitarle el arma. «Levanté el brazo para que se fueran». Mientras, uno de los testigos que vio los hechos recalcó que Palomino se dirigió al agresor y le dijo, sorprendido por la camiseta: «Ey, tío, esa camiseta…», a lo que Estébanez respondió acuchillándole en el corazón. «El tío fue muy rápido. Sabía lo que hacía. Carlos no pudo defenderse. Solo pudo decir: «Me ha acuchillado, llamad a mi madre»».

Mientras, el joven que resultó herido de gravedad en el pulmón precisó que, tras atacar a Carlos, el homicida se quedó solo en el vagón y «blandiendo la navaja amenazó a todo aquel que trataba de acercarse. Pudo asesinar a cualquiera». Con voz entrecortada, rechazó cualquier indemnización. «No quiero dinero. Nadie va a pagar ya esto».

JAIME GARCÍA

El acusado, ayer en la Sala, intentando que su rostro no fuera captado por las cámaras

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)