La oposición municipal se une contra el aumento de 'meublés' en el Raval

El Mundo, GERMÁN GONZÁLEZ, 11-09-2009

Fernández Díaz cree que la nueva propuesta de Hereu no soluciona el problema Barcelona


El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, sigue sin encontrar apoyos en su cruzada contra la prostitución callejera. Si hace unos días el Gobierno negaba la posibilidad de hacer una ley que prohibiese esta práctica en la vía pública, ayer PP, ERC y CiU, los grupos de la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona, se oponían a la nueva propuesta de modificación del Plan de Usos del distrito de Ciutat Vella para permitir la creación de nuevos prostíbulos en el barrio del Raval. El alcalde reafirmó que esta modificación se hará «en los próximos meses» y de esta forma el barrio «no será una excepción». Con el cambio, los responsables municipales pretenden que la prostitución se pueda desarrollar, «como en cualquier otro barrio», en locales privados, edificios y viviendas. Muchos de los prostíbulos del Raval fueron cerrados cuando se comenzó a aplicar la ordenanza cívica ya que estaban cerca de centros escolares.


Frente a esta propuesta, el presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, considera que la reapertura de prostíbulos en Ciutat Vella no solucionará el problema de la inmigración ilegal relacionado con esta práctica. Fernández considera que las prostitutas indocumentadas no pueden ser «trasladadas a locales del barrio», sino «a la frontera», por medio de órdenes de expulsión. En este sentido, Fernández Díaz defiende el control policial de la prostitución como solución del problema, y por eso pide actuar contra las mafias que explotan a estas prostitutas.


Por su parte, el presidente de CiU en el Ayuntamiento, Xavier Trias, aseguró que abrir locales de prostitución en el Raval es «un grave paso atrás» en el proceso de regeneración del barrio. Trias considera que la propuesta del alcalde es «fácil y cobarde», y recordó que la prostitución denigra a las mujeres y es «sinónimo de explotación humana». Por eso pide sacar a las prostitutas de la calle a través de un programa social y de inserción laboral, y no sólo «poniéndolas a cubierto» en locales.


Más lejos llegó el líder de ERC en el Consistorio, Jordi Portabella, ya que consideró que tras la propuesta del Ayuntamiento «se esconde hacer un barrio rojo encubierto». Además destacó que la modificación del Plan de Usos en este barrio dificultará que el Raval gane en residentes que han de regenerar el tejido social y comercial. Portabella considera que la Ordenanza del Civismo puede desarrollarse más para «proteger y garantizar los derechos» de las prostitutas, y que hay una «sobreoferta» de esta actividad sexual en la calle, por lo que el Ayuntamiento tiene que trabajar para disminuirla.


La propuesta municipal sí que ha tenido el apoyo de los comerciantes de la ciudad. La Federación Catalana de Actividades Recreativas y Musicales (Fecasarm) y la Asociación de Bares, Restaurantes y Ocio de Barcelona la consideraron «acertada» ya que de esta forma se permitirá apartar del entorno de sus locales a las prostitutas que se ofrecen en la vía pública, y que llegan ejercer en la misma calle. Las dos entidades destacan que la medida ayuda a mejorar «de forma muy importante la imagen» de los comercios de ocio y de la zona donde se encuentran», e instó al Ayuntamiento a escuchar otras propuestas similares.


Por su parte, el secretario de la Asociación Catalana de Clubes de Alterne, Oriol Gesse, consideró que la reforma del Plan de Usos de Ciutat Vella no acabará con la prostitución porque «la apertura de locales no significa que las prostitutas callejeras vayan a trabajar allí», y destacó que se apliquen las ordenanzas. Gesse destacó que muchas prostitutas de calle «no están dispuestas a trabajar en un club», y pidió más inspecciones contra locales y pisos en los que se ejerce la prostitución sin las mínimas garantías de seguridad e higiene.


Apoyo de las profesionales


Representantes de colectivos de prostitutas de Barcelona se mostraron a favor de que el Ayuntamiento permita una modificación del Plan de Usos de Ciutat Vella para reubicar a las profesionales en diversos espacios. Según explicó María, una de las prostitutas, muchas de ellas preferían estar en espacios donde ejercer que no en la calle aunque existe una minoría que «no se acostumbran a estar encerradas».


Pese a este apoyo, las prostitutas reclaman al Consistorio «diálogo y la inteligencia» y lamentaron que cuando se modificó el Plan de Usos en el 2005, las profesionales y entidades que las ayudan advirtieron del problema que podía surgir si las mujeres no disponían de lugares para ejercer. Por eso piden espacios «dignos» para desarrollar la actividad además de poder regularla.

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