Un centenar de vecinos del distrito de Arganzuela y jóvenes antifascistas participaron ayer en un homenaje floral a Carlos Palomino en el Metro de Legazpi, donde el joven de 16 años falleció. Una docena de ramos de flores en la boca del Metro, claveles rojos, velas y pancartas con consignas como «Carlos, ni olvido, ni perdón», sirvieron para recordar al menor y reclamar justicia por su muerte.

La representante del centro de orientación social y promoción personal del barrio, Manuela Cornejo, explicó que el crimen «es sólo uno de los muchos atentados que este barrio está sufriendo por parte de los movimientos neonazis». En el homenaje se leyó un manifiesto para pedir a la Delegación del Gobierno en Madrid «que no se sigan permitiendo manifestaciones neonazis en barrios obreros y con población inmigrante».

El acto contó con la participación de María Victoria Muñoz, madre del joven asesinado, informa Efe. Para Mavi Muñoz, Legazpi es un lugar maldito desde que murió allí su hijo. Desde entonces, sólo lo ha vuelto a pisar en tres ocasiones con ésta. La primera fue en 2008, con motivo del primer aniversario de la muerte de Carlos, cuando los amigos del menor oganizaron una manifestación y colocaron una placa en su honor junto al Metro. «Fue la primera vez que tuve fuerzas para ir», dice Mavi. La segunda tuvo lugar el pasado junio, cuando acompañó a su madre y a un familiar a ver la placa.

Mavi sigue insistiendo en que su hijo murió en Legazpi «por un simple comentario. Ese día se acercó a ese personaje de buen rollo, le tocó, le dijo ‘Tío, ¿y esa sudadera?’ e hizo afán de continuar, pero el asesino no le dio margen».